Hay un momento de la mañana en el que el sol colma de luz la cortina blanca, convirtiéndola en una pantalla de cine, donde se proyectan las sombras de los pájaros. Aunque no siempre aparecen en escena, vale la pena sentarse y esperar.
En las noches sin luz, con mis hermanos, pasábamos el tiempo haciendo sombras chinescas ante la lumbre de una vela, e improvisábamos relatos de terror que acompañaban las intervenciones de las figuras. Se vivía un momento tenso cuando el lobo irrumpía desde las tinieblas con su voz ronca, perturbando la calma de la liebre y del pájaro. No éramos conscientes entonces, pero se trataba de una representación de la realidad que vivíamos en casa. Matar al lobo nos producía una sensación oscuramente placentera.
Recomendados
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión