Soy la estatua que finge ser mármol,
pero mi carne es polvo y miedo.
Mis manos tiemblan bajo el peso
de un yo que no existe, de un yo que no quiero...
Me alzo en mentiras de hierro y orgullo,
un falso coloso sin cimientos,
pero mis rodillas son de cristal
y cada palabra es un lamento...
¡No me toques! ¡No me mires!
¿Qué dirás cuando veas lo real?
Que detrás de mis ojos vacíos
solo hay un grito espectral...
Me odio en cada respiro inútil,
en cada reflejo que rompe mi piel.
No soy fuerte, nunca lo he sido,
soy un cadáver que teme caer...
Pero sigo aquí, fingiendo grandeza,
pintando mi ruina con falso esplendor,
hasta que el eco de mis propias mentiras
me arrastre al abismo sin redención...
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