Más que nunca, nunca más

Hace 48 años, Graciela Gribo, una joven de tan solo 20 años, fue detenida por el Ejército argentino. El motivo aún se desconoce. Lo que sí se conoce es que la adolescente estuvo cautiva en el pozo de Banfield donde la torturaron con una picana eléctrica y la golpearon. Querían conocer sus actividades. 4 años después, Graciela quedó en libertad.

Hace 48 años, Verónica Natalia Martínez Severo era entregada a su vecina por el Ejército argentino. Verónica tenía un mes de vida. Sus padres eran opositores al gobierno de turno y debían ser castigados por el Estado por ello. Verónica aún no sabe dónde están sus padres. El 20 de abril de 1978 fueron secuestrados y desaparecidos.

Hace 48 años, Fernando Álvarez Rojas, delegado de profesionales del departamento de Física del INTI levantaba la mano y le decía a un mayor de las fuerzas armadas que la ciencia y la tecnología eran actividades donde el pensamiento tenía que ser libre. Después de ese día, Fernando no volvió nunca más a su casa y se exilió primero en Estados Unidos y luego en Brasil. Su hermano fue desaparecido.

Hace 48 años Elizabeth Patricia Marcuzzo fue secuestrada en Mar del Plata y, con tres meses de embarazo, fue llevada a la ESMA. Allí dio a luz a su hijo Sebastián, en abril de 1978. El niño fue dejado en la casa de su abuela materna, también en la ciudad balnearia, con una carta que su madre había escrito en cautiverio. La mujer continúa desaparecida.

Hace 48 años Susana fue a buscar a su marido Alfredo Giorgi para realizarse un control prenatal. Allí, en la puerta de su trabajo, le informaron que su marido había sido secuestrado. En la universidad había militado en una agrupación peronista. Al momento de su detención el doctor Giorgi tenía 33 años. Susana nunca más lo vio.

Hace 48 años comenzaba la última dictadura militar en nuestro país, autodenominada «Proceso de Reorganización Nacional», que usurpó el gobierno del Estado nacional argentino entre el 24 de marzo de 1976 y el 10 de diciembre de 1983.

Muchos de los relatos de las atrocidades que allí se cometieron se narran en plural, dando cuenta de la magnitud de la persecución y la gravedad de los crímenes que durante aquel periodo se cometieron. Pero no olvidemos, todas esas historias están contadas a partir de sucesos vivenciados por muchos individuos en particular, por personas que tienen nombre y apellido.

Que esos relatos sirvan para que tengamos memoria, para que sepamos la verdad y para que sigamos luchando por justicia.

Para que nunca más los argentinos y las argentinas deban callar lo que piensan por miedo a ser reprimidos; para que nunca más se imponga desde el estado cómo deben verse los adolescentes: que usen el pelo largo, o corto, y piercings, o no, que sean libres; para que nunca más una abuela tenga que buscar a su nieto.

Para que, "señores jueces: nunca más."

Memoria. Verdad. Y Justicia.