ojalá dormir esta noche,
pero no se me cae una excusa decente en la almohada.
o será que no existe una.
¿dónde se alojan todas mis ilusiones entonces?
¿a quién le doy ese adiós que me atraviesa la garganta
como un tenedor de plata raspando el pavimento?
juro que no entiendo. quizá quisiera, o no.
todavía estoy un poco incrédula,
¿qué le pasó al mundo para ser tan insensible?
qué me pasa a mí, que todavía quiero.
las ganas de llorar me atrapan a todas horas.
y no me las banco, estoy deshecha con ojos hinchados.
no se me cae una idea, qué fue.
¿soy yo? ¿es mi forma de ser tan inmadura?
¿es porque sigo descubriendo lo que apenas nombro?
me lo pregunto tantas veces
que posibles respuestas se dibujan solas.
soy yo. es mi sonrisa asimétrica.
son los hoyuelos que se marcan poco,
las mejillas que me sobran,
las ojeras que manchan mis expresiones.
quizá hasta el predecible timbre de voz
y las palabras cruzadas, tan mal dichas.
puede que sea yo, en sintonía con la despersonalización;
cuando no me odio, ni me amo,
ni existo en mi propio cuerpo,
pero nadie más me nota.
no me odian ni me aman,
me olvidan. me descartan.
se desprenden de mí como si apenas fuera
una pelusa en camisas planchadas.
alguien me dijo que debería tener calma,
pero es lo que menos hay cuando te sobra tiempo.
y las ideas se repiten a la suerte de palabras
que se vociferan por sí solas en mi consciencia:
"no eras tan interesante para quedarse más de un rato".
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