estoy a la nada
del todo.
estoy a la nada del todo y mi cuñado,
Ariel,
el que me corrige los poemas,
dice que tengo que simplificar mi escritura,
de alguna forma,
no tener temor a escribir mal, pero sí
mantener cierto cuidado
porque cuando te das cuenta que te volviste borgiana
ya es demasiado tarde.
entonces escribo y trato,
con todo mi ser trato,
de no esmerarme mucho
—no sé si ésa es la idea o la estoy malinterpretando—,
de no esperar de mí más que versos
que se diluyen como una pastilla efervescente
sobre la superficie del agua.
donde sí me esmero mucho
es en tu retrato: hoy
soñé con vos.
me desperté, o, mejor dicho,
me obligué a despertarme
a las cuatro de la madrugada
para contártelo
pero detalles no te di,
ya siento que soy
una pesada
y está lejos de mis intereses
aparentarlo aún más.
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