para Mamá.
desde la esquina vi
tu pecho
contraerse, ácueo,
inmóvil en su febrilidad,
vi también cómo se bamboleaba
con constancia y entereza.
desde adentro de mi cuarto vi
mediante el huequito de la puerta
tus rodillas
abstenerse a todo fracaso y sostener nunca
apoyarse en un banco de cualquier catedral.
¡jamás rezarás, alma mía!
¡jamás te sentirás hija de mi Padre, alma
que algún día supo persignarse!
pero esos días quedaron en el tiempo
tanto como tu gusto por las uvas de la parra materna
pero eso también ya no,
eso también quedó atrás en nuestras vidas.
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