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marcas invisibles

laura

Jul 23, 2025

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Si lo arrastro por dentro,

siento cómo arde y raspa,

como un filo que se clava

sin dejar ninguna marca.

Ese peso no se va,

ni se esconde ni descansa.

Solo espera que me duerma

para abrir otra garganta.

Viejos tiempos, lo confieso,

donde aún podía reír,

pero ahogaba lo que ardía

tras un falso porvenir.

Me mordía los pensamientos,

los dejaba en el papel,

como tinta que no grita,

pero sangra igual que él.

Pensaba que me ayudaba,

pero solo lo cubría.

Era un gesto silencioso

que dolía… y repetía.

Ya no sé por qué lo hacía,

solo sé que lo sentía,

como un fuego sin salida,

como un nudo que oprimía.

Buenos los días de calma,

cuando el pecho no temblaba,

pero un susurro bastaba

para abrir de nuevo el alma.

Esas sombras regresaron,

las de filo y de silencio,

y aunque nadie las nombraba,

yo las vi frente al espejo.

Y entonces vino el temblor,

el pecho apretado y frío,

como si algo desde adentro

quisiera quitarme el aliento.

Las manos no respondían,

mi garganta se cerraba,

y el mundo se volvía

un túnel sin salida ni calma.

Ataques sin avisar,

tormentas dentro del pecho,

con el corazón corriendo

y el cuerpo pidiendo techo.

Un segundo en el vacío,

por las veces que intenté

pedir ayuda en mi forma…

y nadie lo quiso ver.

Quise gritar, no pude hablar,

así que aprendí a marcar

mi dolor con otro gesto

que doliera sin llorar.

Secretos bajo la piel,

que no buscan atención.

Solo piden una pausa,

solo piden compasión.

Pensamientos que desgarran,

como trazos que no sanan,

y esa fe que se me escapa

cuando la noche me llama.

Recuerdo cómo caía

ese rojo carmesí,

y aunque calmaba el tormento,

algo dentro seguía en mí.

Pensé que el tiempo curaba,

pero el tiempo no entendía

que hay heridas tan profundas

que no sangran… pero gritan.

laura

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