Empieza a escribir gratis en quadernoYami
Los gritos no cesaban. Tampoco los lamentos ni el llanto. Ella tapaba sus oídos, asustada, ni siquiera abría los ojos para ver el lugar donde se encontraba. Solo quería desaparecer de ahí, pensando que todo era una pesadilla. Lo que ella no sabía era que ya estaba muerta y el manicomio abandonado.
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