...
Ayer no soñé despierto.
Las horas y las iras se sucedieron mientras pensaba cosas dispares, diversas. Como que una playa sin mar es un desierto. Como que un atardecer sin sol es desearte y no querer tus besos.
Leí que somos noventa y siete por ciento polvo de estrellas. Murieron supernovas para que tú fueras. ¿Cuántas? ¿Una o cientos de ellas? Y ¿soy de la misma que tú? ¿Volveré a ser astro cuando muera?
Eres un sol, me dijo ella.
Pálida la luna. Extraño suceso. No se le pega, también le pasa a mi cuñado, el moreno.
Y luego, ya dormido, pues... no recuerdo.
Del sentimiento que albergo.
Hay belleza, pero yo no veré Lo Bello.
La Naturaleza.
Y de lo humano, el David de Miguel Ángel, la novena de Beethoven, poesía, las sonrisas, consolar en el duelo.
Somos un pozo de un todo en el que hay malo y bueno.
Somos lo peor del Universo. (Afirmo a ciegas, pues no conozco el resto).
Sé que en mi escaso tiempo, no alcanzaré a contemplar la maravilla que atesoramos en nuestros adentros. La total empatía, el amor eterno. Solidaridad, respeto.
Eso está en nuestro ser, pero lo apartamos. Quizás por miedo.
Y temo que esa belleza nunca llegue, se pierda, sin ser, como se pierde el tiempo.
Un desperdicio, un error, del Universo.
Soy parte de eso.
"A gusto con la vida" (Nestlé).
Uso un coche sin GPS. Pero eso no me hace infeliz.
Sucede cuando un pariente se compra uno de esos cacharros que con él se detienen en la puerta de casa y llaman al timbre para que salgas a verlo, y el afortunado te explica las maravillas que conlleva la máquina y lo bien que le ha salido de precio y lo cómodo que va a ser pagarlo. Yo evito el trago.
No quería hablar de coches.
Pensaba en las necesidades que nos arrastran, en las bondades de la modernización constante, en el modo de vida al que nos obligamos.
¡Somos esclavos de tantas cosas..!
Este aparato en el que tecleo es como aquello de Cortázar: "Cuando te regalan un reloj eres tú el regalado".
Hago mucho sin paga ni beneficio particular y eso me congratula conmigo mismo. No se valora ese no oficio porque sin dinero no hay rock an roll. Sin dinero uno es un paria que no vale nada.
Ese es el mundo en que vivimos, no por culpa del mundo, sino nuestra. Nos hemos dejado seducir por las malditas canciones de las sirenas:
"Destapa la felicidad"
(Cocacola).
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