mobile isologo
buscar...

Maldigo al amor, y al que lo vive (resubido)

Jul 20, 2025

303
Maldigo al amor, y al que lo vive (resubido)
Empieza a escribir gratis en quaderno

Maldigo al amor, te odio a ti.

Maldigo al amor, mucho tiempo pude vivir sin ti.

Maldigo al amor, por años no me faltó nada de ti.

Maldigo al amor, pues a veces me acordaba de ti.

Me maldigo, no sé por qué lo malo me toca a mí.

Los maldigo, pues verlos genera envidia en mí.

Maldigo mi amor a ella, pues lo di todo y me olvidé de mí.

Nos maldigo, pues nunca debí conocerte y después conocerme por ti, a mí.

¿Qué he hecho?, lo malo siempre es lo mío.

Lo malo te conoció de niños, y ahora conoces lo bueno.

Pero esto me hace sufrir.

Al parecer cambiamos de roles, no pude vivir sin dejar de pensar en ti.

Regresaré al pasado y nos borraré a ti y a mí.

Lo malo ahora me toca vivir a mí.

Odio recordarnos.

Odio acordarme de ti.

Solo fui tu amigo, te pedí más de eso que te di.

Vaya tonto obsesionado, jamás me diste una oportunidad ni me dijiste que sí.

Es por ello que no creo en los “mejores amigos”,

pues hacerlo me llevaría a volver a ser creyente de ti.

Fuiste mi diosa, mi religión.

Ahora eres mi rima, prosa y triste guion.

Me volviste agnóstico, casi que no creyente.

Obsesión burda.

De haber sabido que eras una de las hijas de Mara,

nunca te hubiera visto a los ojos ni enamorado.

Ahora de asfixia estoy morado.

Este imposible amor está errado.

Quisiera ser enterrado,

pero tu recuerdo es el que será borrado.

O al menos trataré.

Lloro y me enojo al intentar sacarte.

Eres plaga en mi mente y no sé cómo matarte.

Y, si anteriormente dije que no creía en mejores amigos,

me refiero a mujer y hombre,

es decir,

a ti y a mí.

Te odio, no sé qué hacer sin ti.

Tenía la fe de a futuro ser el afortunado.

Qué tonto.

Soy el triste mirón de tus triunfos, el tonto desafortunado.

El infortunio como agua hirviendo cayó en mí.

Me quemó el corazón, y las llagas son odio por ti.

Te amé,

y ahora al enterarme de tanto de ti,

me desarmé.

Pues la fortuna te sonríe, te sonríe y sonríe por ti.

Yo no creo en mamadas de esas, pero por ti hubiera creído en lo que sea.

Qué obstructiva idea.

Constructiva eras.

Armabas sueños y momentos,

ahora armas odio y creas malos sentimientos.

Esta tragedia narrada seguro quedará en la historia.

Maldigo al amor y al que con él convive.

Maldigo al amor y al que lo vive.

Maldigo al amor y al que lo percibe.

Maldigo al amor y al que lo recibe.

Maldigo al amor y al que lo concibe.

Nos maldigo por todo.

Me bendigo por el «Solo».

Gracias a él duele, pero aprendo, pues estoy solo.

Y cuando busco a alguien, se esfuma.

Y cuando encuentro a alguien, deja de existir.

No he amado a nadie

como te he amado a ti.

Primer amor,

inmaduro e infantil,

en mi boca ya hace un subfusil.

Me odio.

Te odio a ti.

Odio odiar, pero mi repudio se ha generado aún más hacia ti.

Repulsión, no aguantará mi corazón.

La última palabra de la línea anterior me hubiera gustado decírtela, lástima.

¿Qué hice yo?

Nunca me viste como lo que era: un niño con alma de hombre.

Yo era ciego, nunca me fijé en que no te fijabas por mí.

Nada te preocupa de mí.

Te odio, pero no te odio a ti.

La obsesión me ha invadido.

Esto es un error mío.

Me hubiera gustado fingir que me amabas.

Un momento…

Imaginé que me acariciabas.

Lloro viendo tu boda.

Y yo bien, gracias… que la maldita vida me joda.

Si hubiese sido invitado,

me hubiera opuesto y cometido un crimen.

Y ahora te vas.

Lástima… romántica o enfermizamente,

ya no podré tener el honor de romper tu himen.

Quitando eso,

era más mi deseo de amarte y morir contigo abrazándote

que el de acostarme contigo, hacer el amor y yo tocándote.

No podré vivir mi sueño.

Me he quedado sin esperanza.

Estoy airado,

acongojado y malgastado.

Borraré mi mente con una bala en la frente.

Te rogué.

Te insistí.

Me desviví.

Hice todo eso.

Todo en vano por ti.

Querer de niño,

amar de adolescente,

enamoramiento de hombre,

ilusión de todo lo anterior.

Estúpida idea infantil.

¡¿Por qué?!

A ti te va bien, y a mí lo que me den.

Tenía la ilusión de reencontrarte…

Qué desdén.

Imaginación denigrante que no podré cumplir y quizás no vivir.

Si fueran un cuadro nuestras vidas,

me encargaría de pintarnos felices.

Pero como el artista no soy yo,

es él,

mi pintura se vuelve porquería.

Te amé.

Te pedí una y mil veces ser él.

Nunca me viste como él.

Y lloro pensando el porqué.

¿Por qué yo no soy él?

Me has aumentado esta frígida depresión,

y de ti solo me quedo yo.

¿Por qué no me amas?

Por ti hubiera hecho el mundo sin armas, dolor o guerras; cosa imposible.

Pero te has ido, y solo me quedé como la cinta invisible.

Mi recuerdo son migajas.

Tu recuerdo son alabanzas.

Maldita diosa perversa, ahora me has cobrado venganza.

Vergüenza siento de amarte aún hoy.

Grandeza de odiarte a día de hoy.

No sé qué es esto.

Estoy ya enfermo de la mente y osas destrozarme.

Estoy llorando mientras escribo esto.

Las lágrimas que esbozo en mis ojos

las hubiera derramado para hacer un octavo mar solo para ti.

Ahora me hundo en él, me ahogaré.

¿Me suicidaré?

Lo había descartado, ahora lo repensaré.

¿Por qué?

Invades mi mente.

Me dejas demente.

Ya no eres tú y solo eres coseno y no tangente.

Soy incongruente, no sé matemáticas, pero por ti las pongo de poco en práctica.

Te odio,

pero no quiero hacerlo.

Ya no aguanto mis lágrimas.

Mi libreta está empapada.

El bolígrafo me servirá de puñal para hacer el harakiri.

En estos momentos siento algo,

y es enojo e ira.

Me corrompiste en el pasado.

Esperé con «Decidía» y «Solo»,

y me volví ateo de ti, no te tuve en el presente.

No te pensé hasta hoy en la noche,

pues verte a ti, o a alguien parecida a ti,

fue condena para rebuscarte

y enterarme de que nunca serás mía.

Por eso te odio, me odio a mí por no ser de ti.

Si tan solo amarme me hubieras permitido,

pero ni al caso lo que te decía pasaba por tu oído.

Y yo, viví reprimido,

oprimido como hierro forjado.

Me golpeaste con el martillo, y quedé un ser ya de naturaleza enojado, aún más airado.

No me invitaste a tus nupcias.

Te olvidaste de mí cual basura.

Pero yo te tengo presente.

Este poema no es mera escritura.

Te invito a mi funeral, a ver si en mi entierro te acuerdas de mí y te agarra cordura y tristeza por mi yo muerto a la mente.

La muerte es mi deseo,

pues lo que deseo se lo lleva un flácido y falso Teseo.

Ausente quedó,

y olvidado me contengo a enojo.

Y así en mi delirio me acongojo.

Qué cobarde fui.

¿Debí obligarte años atrás a amarme a mí?

Obsesión enfermiza.

Fui tu perra sumisa.

Te olvidarás totalmente, y aún más de mí.

No puedo creer que por verte un segundo tras varios años de no verte

me dediqué a investigarte.

Vaya…, no corrí con buena suerte al volver a verte.

Me enteré de que no fui yo el que te tuvo.

Y a dejar de escribir esto, solo el «Solo» me detuvo.

Él… lo hizo por ti.

Ángel Hipolito

Comentarios

No hay comentarios todavía, sé el primero!

Debes iniciar sesión para comentar

Iniciar sesión