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Madrugada bélica

Enzo

Nov 18, 2024

73
Madrugada bélica
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01:01 a.m.


Esta no es una nota que espera ser leída por nadie, y si se diera la ocasión en que una persona se interese en sumergirse, dudo que llegue a leer hasta el final. Tampoco es una nota explicativa, es más bien un vuelco de palabras que giran sin parar en el tornado que se desata en mi interior, en lo más profundo de mí, y que soy incapaz de darles un sentido verdadero. Del mismo modo, no es una nota sobre lo que siento, dadas tantas contradicciones, no soy capaz de tomar el timón con fuerza y decir “sí, vayamos por acá”, porque seguro en cuestión de segundos me arrepienta de esa decisión. Entonces me quedo callada. Un silencio que más que atestiguar la paz, declara la guerra. 


03:44 a.m.


¿Hasta cuándo seguirá así? solo queda la sensación de que para encontrar la respuesta hay que entrar en el conflicto. Si fuera así; los humanos fueron, son y serán tontos por el resto de la existencia, hasta el punto que el mundo no tenga más lágrimas que derramar. Unos tontos que no saben nada y que se enfrentan a otros tontos que tampoco saben nada, siendo las personas que quieren razonar quienes terminan en medio de los actos más irracionales del ser, o en otros casos, encerradas en sus habitaciones escribiendo pensamientos absurdos, teniendo sus propias guerras.


05:00 a.m.


Creo que el problema es que al mundo no le interesa. Cuando existe tanto por luchar y tanto por sanar, no queda tiempo para las reflexiones. Aunque ya ni puedo hacerlas, que se pueda respirar no significa que se retenga el aire. Hay una tala de árboles constante en el bosque de mi mente. Escuchar cómo se desploma cada uno contra la tierra, es indicio de otro bombardeo. En ese mundo el sol casi ni aparece, y las lluvias se sienten tan largas como esta eterna noche. Entran nuevos traumas pero no se sale de ninguno. Se hunde, y me hundo, cada día más, destinada a vivir en una guerra que no tengo idea de cuándo empezó, pero mucho menos de cuándo va a terminar.


Meses después…


00:00 a.m


Si tuviera que pedir un deseo, sería quedarme atrapada para siempre en este momento. Temo al avance del tiempo, aquel que detendrá muchas guerras pero dará inicio a otras. Yo no podría volver a soportar la tensión que se vive en el exterior. Allá afuera hay aún más soledad que dentro de estas cuatro paredes, es una cárcel con barrotes invisibles. Solo se necesita un día allí para ver suficiente maldad como para toda la vida, y decir “esta será la última vez”, aún sabiendo que la tentación nos va ganar en algún momento, conservando la esperanza de que un día dejaremos de pensar en la salida. Fue por ese anhelo que, en medio del caos, solo podía prestar atención a tus ojos.


00:59 a.m.


El sol despejó todas las nubes,

haciéndome conocer el significado del amanecer.

Sin importar el zumbido del mundo despedazado, mal hecho,

cesaron todos los ruidos al apoyar mi cabeza en su pecho.

Fue más reconfortante que la luz del faro, 

más que las paredes blancas de mi cuarto,

demasiado para un corazón tan lastimado.

No había nada más que quisiera, 

incluso si en ese momento explotara una bomba,

estaría bien, de cualquier forma.

¿Por qué? no lo sé, no hay lugar para las reflexiones,

solo siento que este es mi sitio soñado, 

donde desaparecen los dolores,

y mis manos ya no tiemblan,

como si me transportara a un tiempo pasado,

dónde todavía no nació la guerra,

si es que ese momento existió.


02:20


Es difícil poner en palabras lo que no conoces su significado. Tuve que enhebrar la aguja poco a poco, intentando no perder la calma y arruinarlo todo. No sé por qué me preocupo, nunca vas a leer esto, no quiero que lo hagas. Excepto que se termine perdiendo, y yo vuelva a perderme, por confiar en tu “alto al fuego”. Ahí te condenaría a leer cada una de estas notas, para repartir un poco de justicia en un mundo abandonado por Atenea. Solo de esa forma comprenderás la colisión que desencadenarías. Así que por el momento voy a confiar, solo por amor, porque es lo único que me queda.


Dos años después…


03:01


Quise escribir esta nota antes, pero ha pasado tanto tiempo que olvidé cómo hacerlo, si es que lo supe alguna vez. Ahora puedo asegurar de que había algo más temible que la guerra. En esta puede avivarse el fuego de la ilusión, dando ánimos para seguir adelante día a día. Es el deseo por un futuro mejor, y por lo tanto, nunca se extingue. En cambio, la ilusión en el amor solo deja lugar al sufrimiento. Porque la otra persona no va a cambiar ni queres que cambie, cada herida queda para siempre por más que no pueda verse. Es como estar en una balsa donde apenas caben tus piernas, perdida en medio del oscuro y desconocido mar, hasta que entre la niebla logras ver un barco navegando hacía tí, pensas: “estoy salvada” con total inocencia, y parece haber encontrado la paz mientras sus luces te iluminan, para luego dejarte en la oscuridad y continuar su propia ruta marítima. Ese sentimiento sí se extingue.



Y ahora sigo bajo la trinchera, sin permitir que nadie se acerque a darme nuevas ilusiones. Las paredes de mi habitación son mi propio búnker, aislandome de la cruda realidad, puedo imaginar que sucedió un milagro afuera. Pero no puedo ir a verlo, sino no sucederá. Además no podría soportar otro golpe, ni tampoco una caricia, me volví tan frágil de recibir piedrazos que el más ínfimo tacto derrumbaría todo el castillo. De hecho, la misma sensibilidad de los trazos de la pluma me deshace por dentro. Van cayendo todos los frentes de batalla, y caigo yo. Al final, terminé siendo una de esas personas tontas que repudié, sin saber nada del mundo ni de mí misma, me enfrenté a otra persona que tampoco sabía nada. Lo más gracioso es que se siente como si solo yo hubiera perdido, quizás desde antes de conocer ese amor ya fui derrotada.


… 


Estoy cada vez más convencida de que no hubo ningún momento sin guerra. Es un conflicto que antecede a la creación del universo mismo. De alguna forma es tan esencial como respirar, o respiramos para encontrar calma en medio del colapso. Porque no se pueden evitar las batallas, es parte de la vida enfrentarse a sí misma. También, terminaría hiriendo a personas inocentes por culpa de mi guerra interna. Y lucho contra el mundo, el amor, las noches, la ilusión y la hoja en blanco. Mi única arma es una pluma de escribir, en las suaves manos de una chica desvelada escribiendo notas que nadie va a leer, porque si las leyeran podrían desaparecer las guerras. El mundo no tiene tiempo para eso.









 


Enzo

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