Lux: Sexo, Violencia y Llantas

En la primer canción de su nuevo albúm, Rosalía canta

Quién pudiera vivir entre los dos
Primero amaré el mundo y luego amaré a Dios.

Si bien soy una cristiana algo apartada de ese mundo, esa cosmovisión nunca sale del todo de uno mismo. Interpreto en este verso esa contradicción del creyente moderno, que convive entre esas reglas estrictas que desde un púlpito alguien con un acento medio imitado baja a nosotros los creyentes de a pie y la ausencia de reglas que siguen los que estan a nuestro alrededor. Muchos somos los que quisieramos vivir entre ambos mundos, tomando lo mejor sin consecuencias, pero desde el libro de apocalipsis somos advertidos: pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.

Otra interpretación es la del rol del artista como mediador entre lo divino y lo mundano. Vivir entre los dos, como un puente. El asistir a una interpretación o contemplar en vivo una obra que te lleva a la reflexión es en cierto sentido una experiencia religiosa. Ya sea admirar la capilla sixtina, asistir a una obra de teatro a la gorra o ir a un concierto de un nepobaby en Palermo; cada uno de esos creadores da a su público algo de ellos, baja una idea de su mente simplificada y ordenada para que nosotros los espectadores, los mundanos, podamos comprender.

Dostoievski, en A Nasty Business, dice: hay discursos enteros que toman lugar en nuestra mente, en la forma de sensaciones, sin traducción al idioma humano, mucho menos al idioma literario. El acto de ordenar las ideas que se encuentran en nuestra mente y ser capaces de expresarlas para que otros las entiendan nos asemeja a Dios. El artista es en cierta forma su propio profeta.

La biblia nos instruye a amar primero a Dios y no al mundo. Aún así, Dios mismo cuando Jesus estaba en la cruz amó al mundo primero dejándolo morir. Es en este sentimiento de compasión por el otro que la española afirma amar primero al mundo. No queriendo contradecir a Dios, sino en un anhelo de alcanzar esa misericordia. Rosalía citó a Simone Weil como fuente de inspiración para su album. Es ella un ejemplo de alguien que buscaba compartir estas ideas de compasión por el otro, empatía y misericordia.