Luna nueva en géminis.

Siendo el sexto día del sexto mes decidí que ya había pasado el tiempo prudencial del año como para cagarla, supongo.

En instagram, mi fiel lunalogía subió una storie advirtiendo que transitábamos luna nueva en géminis. Y si bien es cierto que yo me mantuve escéptica por mucho tiempo en esas cuestiones astrológicas, me di cuenta de que siempre llega el momento en que la vida te obliga a tener un poco más de fe.
Mi vida se encontraba desmoronada en algunos aspectos pero al mismo tiempo muy firme en otros. Sé que la incertidumbre y las emociones van a estar siempre en el camino pero aún así me cuesta atravesarlo. Después de todo solo soy una chica que todavía piensa que las dificultades pesan menos cuando te tijereteas todo el pelo.

Salí de bañarme y como toda ex escéptica me sabía el ritual de memoria; lavarse el cabello con romero, intencionar las tijeras, y después cortarlo lo suficiente como para sentir que arreglaste algo. Es crucial tener a tu mamá cerca para que sea ella quien lo corta (y así tener a alguien a quién culpar cuando no te guste el resultado) pero tranqui, si lo haces sola tiene el mismo efecto, aunque la única culpable serás vos. Aproveché la luna nueva en géminis, mi propio ascendente, para hacer de esto algo más simbólico. En algún lugar leí que el cabello largo es de mal augurio, ya que sirve como reservorio para cargar con energías viejas que te estancan y que lo mejor es despojarse para hacer espacio y recibir cosas nuevas, etc. Y con "leí" me refiero a que lo saqué de tiktok, por supuesto.

De todas formas, nadie puede negar el acto de liberación y de alivio que se siente cuando el primer mechón cae al piso, el acto de valentía que supone, la carga emocional que hay detrás. Pocos entienden todo lo que esto puede llegar a significar. Sin embargo y como siempre, no pude evitar pensar:

¿Es ésta nuestra manera moderna de cerrar ciclos dolorosos?
Y es que cuando algo nos duele, necesitamos desesperadamente poder cambiar algo, y en el medio del desasosiego emocional, lo más tangible que tenemos a nuestro alcance y que al mismo tiempo nos identifica, es el cabello. Entonces atentamos mutilantes contra él solo porque en el fondo sabemos que es lo único que podemos cambiar. La intangibilidad del dolor lo hace mucho más difícil de modificar, de arrancar, de cortar... Y sí, necesitamos desesperadamente poder cambiar algo, desapegarnos, huir de eso que ya no podemos soportar, separarnos de lo que no queremos que nos identifique más... Qué sé yo, si te hace bien, no creo que esté tan mal.

Después del cambio de look me miré al espejo y me di cuenta de que me gustaba mucho, muchísimo... No solo el verme diferente, sino más bien el saberme despojada de algún dolor, de ahora en más, impronunciable. ¿Será motivo suficiente como para celebrar con skincare y tomar una copita de vino barato? Decidí que sí, por supuesto, y me declaro culpable de haber inventado esa parte del ritual solo para poder terminar el malbec que me espera en la cocina.

"El cielo conspira para que tu energía y tu voluntad fluyan en la dirección correcta" dice el post.

Y por esta vez, elijo creer..
¡Salud!