Me preguntan si sí. Les digo: sí. Sin dudarlo. Automáticamente, imponen un no, pero indirecto, velado. Ahora yo soy quien pregunta. Pero ¿pregunto o me han hecho preguntar(me)?
—¿Sí?
Silencio.
Aguardo, comprendo. Intento pensar bien. Acostumbrado a pensar mal, temo por sus vidas. Inhalo, exhalo. «¿Por qué la historia habría de repetirse? Si me han preguntado si sí cuando si, si ahora no, entonces ___». Pero ¿y si sí? ¿Y si ___ porque sí?
—¿Sí o no?
Nada.
Me duelo. Mi tiempo se escurre entre mis dedos. Mis pensamientos ya no son míos. Mi sentir es ajeno. ¿Qué han hecho de mí? Pero, ante todo, ¿qué han hecho de ellos, ellos mismos? ¿Lo disfrutan? «Ojalá sean felices», dice el desgraciado. «Ojalá estén bien», sólo eso importa.
Me siento solo. Muy solo. ¿Quiénes son ellos? ¿Y quién soy yo? ¿Tanto mal hay en este mundo? ¿Tanto mundo hay en este mal? Creí haber encontrado un par. Saboreo mi sangre, trago saliva. Sólo me queda una opción para seguir siendo mío: respirar sin amor, al menos hasta que aclare el día.

NN
Les voy a ser honesto. Vengo escribiendo hace años, pero sin compartir nada. Últimamente siento las piernas cansadas, pesadas... Me cuesta dar los "pasos". Por eso decido correr.
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