Tengo una colección de hombres.
Es muy lugubre y melancolica.
Los tengo alli: en el cajón de la mesita de luz.
Pero no es como que pueda sacarlos a pasear, ni llamarlos por teléfono.
Lo que tengo en el cajón son sus estatuitas,
pequeñas, congeladas.
Son tiernos y dolorosos. Como los peluches que una guarda de cuando era chica.
La sensación es ambigua, hasta de extañeza,
pero intensa.
Le hubiera dado un hijo a cada uno de esos hombres.
Un hijo, una casa, y todos los callos de mis manos.
Pero ellos, ebrios y amnésicos, se fueron por la ruta.
A veces me los cruzo,
Me miran de reojo,
un gesto de que casi, por poco, me reconocen.
Pero no,
no llegan a recordar.
A mi se me fue vedado el derecho a la memoria.
Soy yo sola,
Con mi colección de estatuitas llenas de amor, pasado y musgo,
los mismos componentes que tiene la infancia.
Soy yo sola,
con el moises hecho de papel de diario.
Manchado de sangre,
magullado, arrugado,
a la cabeza de mi cama.
Todo lo que solía gestar en mi vientre,
toda ese deseo desmesurado capaz de dar batallas,
la voluptusidad,
los hermosos sacrificios.
Los sueños compartidos de romper bolsa.
Todo eso es ahora una pierna amputada,
Fantasma.
Una que solo siento yo.

malvina
quiero escribir casi todo el tiempo en todo momento. Ojala mis manos hicieran algo al respecto
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