Los descendientes de la nada.

El espíritu se alimenta del amor. ¿Cuál amor puede existir cuando nos han quitado todo?

¿Cuál luz?, ya no la conocemos, nacimos en la oscuridad, los hijos de la oscuridad.

Errantes andamos por el mundo. Buscando un techo cuando teníamos el nuestro.

Es una lucha desigual. Nuestras almas estancadas, sumergidas en el abismo, sin rayos lumínicos.

Nos quedamos sin jóvenes. Nuestras manos permanecen inmóviles atadas por un maleficio supremo.

¿Acaso la fe en el Altísimo no detiene el aguacero?, ¿corrompidos seguiremos?

La guerra es el destierro. ¿Esta guerra cuándo se acaba?

Si acaso serán mis nietos los descendientes de la nada, ya nada tendrán ellos, ni siquiera los relatos de bonitos recuerdos.

¿Tan poco valemos?