Durante el siglo XVIII y XIX el Iluminismo produjo una cientifización en ciertos procesos artísticos para que se pudieran enseñar en la academia las prácticas que sostenían lxs artistas. Esto llevó a la creación de escalas de notas musicales, del circulo cromático, proporciones del cuerpo, canon, estándares de uso que la academia avalaba a través de la enseñanza y estandarizaba las maneras de ver y escuchar. Nace el impresionismo como respuesta a tanto corsé academicista en las galerías de arte. Y se suceden las vanguardias durante todo el siglo XX para dejar demostrado que en el arte quizás sí esta todo dicho, pero siempre hay una manera nueva de hacerlo.
En la actualidad, asistimos a una re categorización de ese iluminismo. Sufrimos aún los coletazos de la luz de la razón sobre ciertos ámbitos culturales cotidianos pero ya no es la luz la que permite ver. No es suficiente ver la superficie, estandarizar la manera de llegar a un color o decir si son frías o cálidas las notas del dorremi. Con el advenimiento de las redes sociales, la razón no solo ilumina lo que hay que ver sino que hay que iluminar más, ver más adentro y hasta experimentar ese 'adentro'. El imperante ahora es la transparencia, en términos de Wajcman, y los artistas nos vemos totalmente atravesados por esta necesidad del consumidor de saber cómo se hacen las cosas que compran.
En instagram, tik tok, facebook y la red social que más te guste, vemos artistas que comparten en reels sus maneras de hacer cotidiano, sus maneras de pintar, la técnica que utilizan y hasta el cepillo de dientes con el que se despiertan cada mañana y el vino que toman en la cena. Pareciera que para poder llegar a que vean tu trabajo tenés que mostrar todo. Para “triunfar” como artista tenés que tener "bonito" tu perfil, elegir tu paleta de colores porque sos una marca, seleccionar cuidadosamente que vas a compartir para segmentar y llegar al público que mas te conviene según las métricas. La marca de tu manera. En otros contextos, esta frase podría derivar en otros significados, en este se ha transformado en estandarizar tu proceso. Todo esto no es nuevo y desde la aparición de Facebook, allá por el 2004, las personas nos hemos convertido en objetos culturales queriendo ser consumidos. Aportantes voluntarios a la big data y sus ingresos que nunca derraman, a pesar de la teoría que nombran algunos.
Mostrar todo en la cámara es obviamente imposible, y ademas, qué es mostrar todo? En todo caso, siento que como artistas, debemos buscar retratar (contar, bailar, indagar) eso que queda por fuera del cuadro y el borde que lo delimita. Eso también es de Wajcman, pero me lo apropio. Obviamente me enuncio desde un lugar mega subjetivo, y desde mis inquietudes artísticas, sin embargo pienso-siento-intuyo que se puede jugar en ese borde. No subirse a la ola de lo estandarizado. La realidad es que si no pones tu trabajo en alguna plataforma nadie sabe que haces lo que haces, capaz ni tu familia, pero no es la única vía y tenemos que poder encontrar otras.
En la competencia por el like las maneras transparentadas se ponderan, se ensalzan y se sirven sin aperitivo.
Obviamente hay otras maneras de mostrar tu trabajo, ir a ferias, presentarse en convocatorias, pero igual pareciera no ser suficiente cuando se juntan las urgencias del cotidiano por pagar la comida y el alquiler. Y no son solo las urgencias cotidianas sino también las demandas históricas que pujan en el cuerpo. La ultraderecha gobernando el mundo todo. La crisis que dejo la pandemia y de la que muy pocos hablan pero parece insistir, es espiritual y de sentido; una crisis que ahoga las identidades nacionalistas y los pueblos están cada vez mas conservadores. Como en toda crisis, la gente se achica para cuidar su parcela.
Ante tanta desesperación, desolación, indolencia, lxs artistas tenemos un lugar para revolucionar y poner otras cosas en ese vacío que generan las crisis. Poner otros aspectos de lo “humano”, otras maneras de llevar nuestra practica. No mirar para otro lado. Con esto no hago proselitismo anti redes en modo jipi gritando “salgan huyan de instagram” porque es imposible y seria delirar. A pesar del rechazo que me genera instagram y su plástico no se puede cerrar ningún quiosco; hay que abrir cada vez más, de hecho. A lo que apunto es intentar generar puentes que nos lleven a otras costas, no encerrarnos detrás de la pantalla y revolucionar todo el campo fértil que son los vínculos todos.
Vivimos en un remake socio-cultural-historico y las denuncias que ya se hicieron vuelven a ser necesarias. Pero ante estos refritos, necesitamos encontrar nuevos comos.
Porque siempre se puede encontrar una manera nueva de hacerlo.
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Rocío Giménez Ferradás
Hola! Soy dibujante pero las palabras son un jardin en el que refugio el pensar
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