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LOS "CASI ALGO" TAMBIÉN AMAN.

Jul 28, 2025

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LOS "CASI ALGO" TAMBIÉN AMAN.
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¿Existe realmente uno?
A veces, esa pregunta me llena la mente.
La sobrepienso más, incluso,
que la vestimenta a una cena importante.

En ocasiones percibo la respuesta
rozarme la nuca con dedos tibios
pero yemas heladas.
Su lejanía me deja temblando de frío.

Revuelvo el placard. Una, dos.
La tercera vez elijo la campera más suelta.
La devuelvo, tomo otra que destaque mi silueta.
Esa que siento que al indicado le gustaría.

¿Me gusta amar o la idea torpe de amor que tengo?
¿Hasta qué punto es real el amor?
¿Qué se necesita para amar?
¿Amar que me amen es amor? ¿Y si no lo siento?

El techo que frecuentan mis ojos en las mañanas,
ese de roble oscuro impoluto, no es el que esperaba.
Pero tampoco me disgusta.
Ni la compañía que me abraza en su pecho.

Pero, qué pasa si el amor ahí es por momentos.
Por ratos y circunstancias.
¿Qué ocurre si dudo tanto pero no me inmuto?
Estoy quieta como agua en el mar. Y me siento sola así.

Amor es ser oído, dicen. Conectar con alguien.
Yo conecté varias veces, incluso cuando no fue mutuo.
Conecté entre las flores de una plaza lejana.
También lo hice en medio del llanto en la madrugada, y a través del teléfono.

Es extraño. Hasta irónico.
Las incógnitas mías son selectivas.
Al parecer, no sienten necesario pararse a hablar
cuando el sujeto es quien lleva su anular vestido de plata.

Pero ahí soy yo quien se planta.
Más débil que nunca cuando se dirige a mí.
Trastabillando de a ratos. Casi como un veredicto irrevocable.
Estúpida, sin embargo. Inútil y fácil, así me hizo sentir su engaño.

Entregué mi corazón en vano, como quien intenta pegar un sticker sin adhesivo.
Es hasta injusto, de hecho.
No sabía que pisaba espinas que llevaban rastro de otro alguien.
Ese sendero no era para mí, pero insistí. Más de lo que debí.

E igual el amor me emociona, me genera ilusión.
Muchos perciben que es ingenuo de mi parte,
pero no me importa lo suficiente.
Todavía quiero descubrir a un alguien o al mundo, I guess.

El indicado. El maldito indicado.
Ese puesto que, conmigo, suena más a un premio consuelo
para quien no consiguió ser el de alguien más.
Ni el de libros, ni el de películas. El real que existe a medias.

En los poemas dedicados, en las canciones cantadas,
en las manos tomadas, las risas compartidas.
El que se esfuerza de a ratos, con sinceridad,
pero porque le fue impuesto. Porque me canso de ser el premio.

Existe un poco, también, en los vacíos existenciales,
esos en donde considero no merecer a nadie mejor.
Miro al costado, y atrás por igual, deseando ser otra persona.
Deseando haber nacido otro día. Tener un gusto musical distinto.

¿Me hace mala persona esperar tanto de alguien?
Tengo para ofrecer tan poco ahora.
Soy tanto barro, tan gris, tantos pedazos, tanta espuma.
Desearía volver el tiempo atrás y arrebatarle al egoísmo mis ganas.

Amé desastres incomprendidos, y los vestigios me persiguen aún.
Más penetran mis pensamientos en las madrugadas,
donde su voz se hace presente y tibia. El dolor pincha menos.
Tan accesible. Recaigo en el tormento, en la incógnita.

Relamo mis labios, confundida y ansiosa.
Me corto las uñas mientras lo pienso una,
otra, y otra vez.
¿Por qué no puedo sentirme amada y amar a la vez?

Cementerios de latidos, de obras muertas.
Catadores de pieles que no les toma tiempo engañar.
Sistemas corruptos en donde la palabra es filosa, siempre para mal.
Días de castigo en insuficiencia para quien no eligió ser el cordero.

Suspiro. Me quito la campera. Cesó el frío.
Y sé que es por un instante,
porque no me animo a salir fuera,
donde el amor habla desde el vacío, y yo amo desde él.

ℬ𝘳𝘪llo 𝗮𝘇ul

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