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Los bigotes de mi gato

Mel

Jul 9, 2025

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Los bigotes de mi gato
Nuevo concurso literario en quaderno

Un bonito día, igual que su blanco pelaje con franjas marrones. Cómo el mismo cielo, sus ojos cuando lo veo. Los más blancos y largos bigotes que va dejando. Un gran camino que me lleva a mi destino, al de la verdad. Y es por ese camino que voy levantando cada bigote que dejó caer. En cada uno de ellos hay un porqué.

El primero me habló con una voz llena de entusiasmo: "Me fui a buscar aventuras". El segundo que encontré cerca de una pescadería me dijo: "Dejé este rastro por si me llego a perder". Tras unos cuantos pasos más me encontré con el tercero, este chamuscado porque en los días de invierno no se despegaba del fuego. Su voz era suave, un poco somnolienta, y me dijo al oído: "Espero no sea tarde".

Me confundí, pero seguí camino. Al lado de una tienda de mascotas encontré otro, manchado con un poco de alimento. Me habló alegremente: "¡Conseguí a alguien que me dio un poco de comida!" Llegué a un pequeño parque llamado "El albergue de los ancianos". Al acercarme al lugar, una viejita me paró y me extendió en su mano el quinto bigote. Este tenía una ternura impregnada por completo en su voz, me decía: "Me han cuidado muy bien, hice nuevos amigos y me fui con mi panza llena".

Le agradecí a la señora y seguí el camino de pequeñas migajas que fue dejando. Casi piso uno marroncito, que se camuflaba con la tierra. Me dijo vagamente: "Creo que me perdí, ya está anocheciendo y no sé qué hacer". Mi corazón se achicó, me sentí pequeño por un momento, pero seguí camino buscando a mi felino.

El próximo lo encontré en el callejón de los perros, este apenas lo vi por la oscuridad y su voz era muy bajita: "Pensé en volver a casa, pero no logré encontrar mis propios rastros entre tanta oscuridad". Otra vez mi corazón, sintiéndose diminuto entre la inmensa ciudad en la que estaba.

Seguí por el callejón hasta llegar a un árbol donde tallado estaba una flechita que me decía a dónde más ir. Me pareció raro, no había bigote, pero seguí. Encontré a una niña vendiendo dulces, me ofreció uno, negué con la cabeza pero vi que tenía un bigote de él. Lo acepté con una sonrisa, y me habló: "Esa niña me encontró solo en el callejón, me llevó junto a sus dulces y me salvó".

Por fin un alivio a mi corazón, no había pasado la noche solo y perdido. Y así, cuando abrí el caramelo, encontré una dirección: Calle "Luz" al 46. Busqué en mi celular y comencé el viaje, tras unas 10 cuadras la encontré. Ya estaba anocheciendo, pero en esa calle aún pegaban los últimos rayos de sol, aún persistiendo la calidez y junto a ella la esperanza de encontrarlo.

Estaba frente a una gran casa, de colores vivos y un pasto de lo más verde que he visto. Toqué la puerta, una, dos, tres veces. Unos pasos sonaron, el cerrojo deslizándose y, en cuanto la puerta se abrió, me encontré con un azul igual que sus ojos, un cabello blanco con franjas marrones y, en vez de bigotes, había una larga barba blanca. Era un anciano.

Me miró de arriba a abajo y se reposó con pereza sobre el marco de la puerta. Me habló con una tranquilidad que nunca había experimentado: "Sos el dueño, ¿no? Me contó de ti, de cómo emprendió viaje y que intentaba volver a encontrarte". Una sonrisa se formó en mi rostro al escuchar eso. Entonces hablé con emoción: "¿Dónde está?" El señor dio unos pasos hacia atrás, dejándome pasar, entonces entré.

Y en una pequeña camita en forma de luna descansaba él, estaba un poco sucio, sus pocos bigotes con comida tras haberme dejado tantos mensajes. A su lado, un gato negro como la misma noche, sin señal de la luz de la luna. Una imagen que llena de ternura, parecían el sol y la luna, la luz y la oscuridad, el día y la noche.

Y mientras me voy acercando, encuentro otro bigote, pero este no era blanco, al contrario, era de un negro puro. Lo acerqué a mi oído y entonces habló: "Me encontre al hijo del sol en el callejón de la luna, decidí ayudarlo, ya que como tenue luz de media noche nuestra misión es guiar el camino de los perdidos y que lleguen a destino".

Mel

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