Suena la alarma. Ocho de la mañana. Cansancio. La apago. Cierro los ojos. Los autos ya pasan incesantemente al lado de mi ventana ovalada. "Un rato más" me digo a mi misma. "Que a noche me dormí tarde".
Suena la alarma. Diez de la mañana. Cansancio. La apago. Reniego de haber dormido tanto. Aunque hago el calculo y son ocho horas.
"No quiero seguir así" me digo. Me levanto. Me visto. Si me acuerdo ordeno la cama como para afianzar uno de los habitos que me propuse tantas veces tener en mi vida diaria. Un acto que simboliza que todavía elijo existir en un mundo al que como muchxs otrxs, no le encuentro un verdadero sentido. Es tenerme un poco de compasion y paciencia. Algo que contraresta ese autoregaño que llega pasadas las once de la noche, cuando recuerdo todo lo que no hice, todo lo que me arrepiento no haber abordado en mi vida.
Voy a la cocina. Hago un café en la italiana. Si me acuerdo, mientras dejo la cafetera en la hornalla, estiro un poco mis piernas y espalda. El cuerpo ya no es el de mis 20. Qué rico es el olorcito cuando empieza a salir, y hace ese ruidito tan especial cuando termina. Musica para la vida.
Subo al taller, prendo la compu y pongo la radio en youtube antes que nada. Me gusta escuchar la primera editorial de la mañana, la que no llegué a escuchar en vivo porque estaba posponiendo la alarma. Es el segundo momento del día en el que me acuerdo de que quiero despertarme más temprano.
Trabajo. Trabajo. Miro edificios en google earth para replicarlos en 3D. Los miro. Saco capturas de pantalla. Tomo medidas. Retoco texturas. Copio imagenes. Pego trocitos. Hago collage digital. Retoco. Filtros de color. Saturacion. Escala de grises. Niveles.
Son las 13:10. Si ninguna de mis roomies encaró el almuerzo me voy a la cocina a ver qué hay. La Ro está haciendo una tarta. Mortal, puedo seguir trabajando.
Y almorzamos. Probablemente surge algún tema interesante de conversación o nos reímos de algo que vimos en las redes. Está bueno, hay sobremesa.
Con pereza lavo los platos con agua fría para ahorrar electricidad.
Termino de lavar, me hago otro café y subo a trabajar. Qué difícil se me hace concetrarme cuando estoy a mitad de camino. Son procesos largos, de varios dias de trabajo y que no cobro suficiente por hacerlos. Y ahi me acuerdo de que esto es temporal. De que no quiero seguir haciendo esto eternamente. ¿Pero cuánto tiempo más lo voy a seguir haciendo? Me digo a mi misma que mientras vaya encarando otras cosas que me gustan luego de trabajar, lo otro irá apareciendo. Pero termino de trabajar y lo que me gusta es ver una serie, o jugar un juego, o tirarme a ver alguna gilada en las redes. O salir a correr.
Y luego cocinar la cena. Cenamos con las chicas. Y se hizo la hora de dormir.
Y mañana va a empezar de nuevo el loop. Asi que juego un sudoku para que me de sueño. Porque sino, empiezo a pensar cosas. En mi familia, en el tiempo pasado. El tiempo desaprovechado. No puedo dormir. Pasa una hora, dos horas y se hace insoportable. Sudoku o serie. Una de esas. Y me dormí.
Suena la alarma.
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