perdí soberanía en mi patria
todos comenzaron a hablar otro idioma,
con la lengua enredada
sin poder entender ni una sola palabra
duele no poder jugar con los mismos signos
nada es lo mismo, nada es igual.
cada quince días muere una lengua,
dios sabrá en qué día murió la nuestra.
ahora llevo el hogar en las manos
suplicando por tierras
¿qué mundo es el mío sino el tuyo?
hoja en blanco, no hay mapa.
lo triste de no poder obligarte a amarme
es ya no creer en el cielo
un nuevo día que no vendrá
eclipse infinito de sol.
cada pedacito tuyo que se vuela
por volver a tu cuerpo, la vida mía.
mi memoria
tiempo corriendo,
yo,
sigo perdiendo.
lo más triste de no poder obligarte a amarme
es no poder hacer remanso de este poema,
no encontrar calma en otra cosa que no sea
imaginar un mundo en el que nos seguimos queriendo.
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