creo que me volví a enamorar, leí mis notas y me pude perdonar. Los recuerdos en mi mente siguen paseando como nosotras aquella noche, sin nada en los pies y solo unas medias que nos protegían del suelo sucio y frío. Cómo lo hacía nuestro amor con el resto del mundo.
Las charlas nocturnas nunca me gustaron demasiado, pero oírla hablar con facilidad la hacia brillar. Su voz era melódica, era un abrazo al corazón, al igual que su silencio, aquel silencio que se sentía como estar en casa.
Sus dedos entrelazados con los míos eran pequeños hilos que tenjian nuestro destino, y tal vez no fue suficiente tiempo el que disfrute con ella, los hilos no pudieron terminar y nuestro futuro quedó vacío. Eso me hace preguntar, y vuelvo a mirar atras mientras pienso "¿Realmente vale la pena brillar si no es para ella?"
Y si, lo vale. Porque cada palabra y carta que ella me dejó escrita y dicha, me hace recordar que vivir vale la pena. Aún que no esté con ella, aún que no sea por ella.
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