Yo te decía Ice black y otros apodos más, pero tu nombre era Simón...
Tu última visita fue a finales de Julio, te quedaste Díez días en casa y disfrutamos de vos cada momento como cada vez que venías, después regresaste a tu hogar y todo pasó tan rápido que cuesta creerlo.
La enfermedad te comió, la oscuridad.
El viento del 23 de agosto te llevó, pero nada se lleva el cariño ni los recuerdos.
Y yo te extraño Simón.
Yo te extrañaba cada vez que volvías a tu casa, y cuando estabas a mi lado te extrañaba durante las horas que te dejaba para irme a trabajar, para ir al gimnasio o a cualquier parte, a donde sea que yo iba...
Te extrañaba cada vez, porque pasar tiempo juntos era genial.
Todas las peliculas de terror que veíamos; las series de amor, la musica de Taylor, las baladas de los 80 y todo lo demas.
Recuerdo la primera vez que te vi, tenias meses y era diciembre del año 2015, tu mamá te dejó en casa para que te cuidemos todo el verano, y mi hija y yo nos encariñamos tanto que comenzaste a venir todos los años a compartir con nosotras, a veces por semanas, y otras durante largos meses.
Y ahora que realmente no estas...
Ahora que ya no veré tus bellos ojos marrones, que no pasearemos, y que no me acompañaras más a ningún lugar.
Hoy mi corazón se volvió de tu color; negro y brillante
Una vez te dije al oído que sin importar cuantos te digan que eras raro o loco, yo te amaría hasta el fin
y te dije esto mientras te tenía en brazos como el bebé que fuiste hasta el último día.
A mi me gustaba cuando me veías leer, y te acercabas despacio como el mimoso que eras y entonces, yo te agarraba aúpa y leía en voz alta para que me escucharás, para hacerte llegar de algún modo lo importante de tu presencia.
Es extraño como suceden esas cosas simples que con el tiempo tendrán su impacto, como una noche cualquiera de verano en que llegás de trabajar y encontrás en tu casa un perrito chiquito, todo negro, una cruza de caniche y maltés, con un ladrido fino, asomado en la ventana y el alma se enloquece de alegría. Jamás olvidaré aquél momento en que mi Tía te trajo para que te cuidaramos mientras ella viajaba.
Y así llegaste, nueve años atrás y fuiste bien amado por dos familias.
No eras mascota, eras compañero.
Y así te quiero recordar, con tu humor tan loco y parecido al mío, raro y caprichoso. A veces melancólico, rebelde e inestable. Tus ojos pícaros y tu forma intensa de observarlo todo.
Brillante y feliz.

Jen.C.L
El tiempo es relativo * Escritura creativa* Amante de los libros, el café y la música. *Bitter Sweet
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