La verdad es que me quería tan poco que mi deterninación de cambiar me llevó puesta. No se quién escribe. Y ahora quiero un abrazo. Esa sensación de no tener un lugar a dónde volver. No, la sensación. El lugar. Eso de verdad me da el impulso de no estar más. Lo más mío que tengo es una libreta bordó, dónde no escribo en ella.
Para dejarte tratar de la forma que yo lo hice, no te tenés que querer ni un poco. Se combina con las caricias atadas al insulto, la utilización y lo que eso te destruye por dentro, con las condiciones y las presiones.
No hay duda que para estar tan decidida y abierta a la transformación total no te querés nada.
¿Hace cuánto que me estoy muriendo por dentro? ¿Quién se merece esa persona tierna, dispuesta, feliz y empática que todavía está en mí y quiere sonreír?
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