Soy la caricia que conforta,
la que protege la fragilidad de un ser que se desborda,
la que recibe delicadamente sus lamentos,
aquella caricia que es calidez en sus inviernos,
pero nunca incendio en sus deseos.
Soy la voz apacible que ahuyenta el desespero,
la que aprendió a pronunciar sus calmas,
la que calla cuando el silencio vale más que las palabras,
aquella voz que acompaña en sus noches más amargas,
pero nunca la voz que endulza sus mañanas.
Soy el abrazo al alma que pocos pueden dar,
el que es presencia en un mundo que no sabe estar,
el que sostiene duelos eternos y celebra alegrías efímeras,
aquel abrazo que es parte del camino pero no es destino.
Y aunque quisiera ser ese hogar al que elija pertenecer,
no soy más que un refugio cuando el mundo comienza a doler.

Nadie.
Un desahogo visceral convertido en palabras. Un espacio para lo crudo, pero real. No busco agradar, solo ser honesto. Sin temor a juicios, porque yo mismo ya me los he dictado.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión