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    LLorar la guitarra

    Feb 5, 2025

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    LLorar la guitarra
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    Siempre me llega el mismo sentimiento
    cuando escucho a los hermanos Vargas
    en ese video en Cañete
    y escucho llorar la guitarra.
    Cuando se me ocurre escuchar unos versos
    en la isla de la fantasía
    del esperar “allí donde tu sabes”
    o del Chico Trujillo en alguna fiesta
    durmiendo, acostado entre dos sillas.

    Y le di mucha importancia cuando me fui
    cuando realmente estuve fuera
    cuando no sonaba el bolero en la radio
    ni en las calles, las cuecas.

    Le di más todavía
    cuando se pasaron los meses
    y el momento había pasado
    y aunque yo lo reclame
    más nunca volverá.

    Me dijo Luis Marquetti
    que siempre es triste recordar lo que se fue
    y yo lo aproveché,
    pero no lo suficiente.

    El que no le tenga miedo al tiempo
    nunca lo vio pasar.
    Y el que no extrañe el suelo
    es que nunca lo pisó de verdad.

    Con los ojos vendados le miré a las estrellas
    del cielo que me quemó la piel,
    reviviendo en la memoria
    lo que no ha de volver.
    Y saboreé en mi lengua
    con mi boca cerrada
    un vino de medianoche
    agridulce
    como el recuerdo de aquel ayer.

    Le pediría a la nieve
    que cuando se derrita
    y caiga a los pies de los cerros
    que le lleve al mar un mensaje,
    que entiendo a la violetita
    que siento el calor del sol
    y que aún me duele la herida
    de aquel primer día de viaje.

    Que no es lo mismo ir a la feria
    sin las caceras gritando
    ni escuchar un idioma propio
    que sólo nosotros hablamos;
    no es lo mismo el llorar de Arauco
    si lo escuchas desde tan lejos.

    No es lo mismo ver la araucaria
    si vive en tierras ajenas
    aunque el agua sea la misma
    que le corra por las venas.

    Y no es lo mismo entristecerse
    desde calles extrañas
    sin los perros junto a ti
    que, aunque no te conozcan
    te lamen las heridas.

    Oí llorar la guitarra
    y la hice llorar también
    con una cuerda cortada
    con su madera en mi piel.

    Oí llorar la guitarra
    y ella me oyó también.

    Héctor Rivera

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