«Pedí un deseo» dijeron con dulzura, justo antes de darle fin a la llama de una pequeña vela. Había sido un día recordable, tal vez no fue el mejor cumpleaños pero tampoco el peor, ese sí que no quisiera recordar. Antes de acostarme, recibí una llamada de mi mamá que no pudo venir a visitarme. Fue encantadora. Sin embargo, después recibí un nuevo mensaje que decía: «¡Feliz cumpleaños! espero que lo pases muy lindo» y lloré. Me hiciste llorar en el mismísimo día de mi cumpleaños, sabiendo que no lloraría si no te hubieras ido.
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