No sé cuánto falta para que haya luz entre mis ventanas.
Escarbo entre libros, porque así revivo tus palabras.
Respiro entre mis delirios, para no romper las murallas.
Rompo mis latidos, para sentir que vibro en tus llamadas.
Supongo que aquello será mi más grande misterio:
cómo recupero tu esencia, cómo recupero mi ventana.
Los postres más lindos y las sonrisas más dulces,
pigmentaciones que nutren, obras que plasman nuestro derrumbe.
No sé si esta vez alcanzarán las palabras,
tampoco si alcanzará la poesía o grandes sinfonías.
El amor no es capaz de romper aquello que no ve;
queda reducido a estar plasmado en un papel.
¿Y quién será capaz de saber hasta dónde puede llegar el amor?
¿Cuál es la línea entre un destructor que acecha murallas y caminos,
y el amor felino, libre y formador?
No existe libro que forme este camino.
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