mobile isologo
    buscar...

    Liminalidad - En un cuerpo de río, la palabra es pez.

    Mayumi

    Jun 8, 2025

    72
    Liminalidad - En un cuerpo de río, la palabra es pez.
    Empieza a escribir gratis en quaderno

    Enfrentarse a la hoja en blanco no es simplemente escribir. Es más como intentar pescar una palabra-pez en medio de una corriente turbia, esperando que diga algo sobre eso que —de alguna manera— nos atravesó el cuerpo. Escribir algo verdadero es contar cómo fue estar tomados por algo por una ansiedad, o un miedo, quizá impotencia, o deseo. O todo eso junto. Pero dejarse tomar no es tan fácil como parecería: hay que bancarse lo que el tiempo hace con el cuerpo, aceptar no entender del todo y seguir aún así, seguir ahí, sin moverse, esperando.

    Me acuerdo de momentos en que, por semanas, la única visita era la ansiedad que venía sin nada que decir. Intentaba empezar la tesis como si escribir pudiera detener algo que se venía encima, algo que me asustaba por su fuerza, por su urgencia sin vuelta atrás. Como si al poner palabras, pudiera controlar lo que no entendía. Y así es esto del inconsciente,uno se tarda en darse cuenta. Y se podría decir que una de las muchas cosas posibles por decir, es que golpear las teclas, era insospechadamente, quitarme de encima la sensación de prematurez. De no tener un cuerpo— de lectura— que soportase lo torrencial. A veces es gracioso cómo creemos querer algo, hasta que nos metemos al asunto. Sin embargo, una vez dentro del agua, es mejor arremangarse, porque bien dicen que lo que no se puede pensar, vuelve como síntoma; lo que no se dice, se repite.

    Escribir es rendirse un poco ante la hoja en blanco. Es decidirse a juntar las manos en forma de cuenco y no de empalme, como al rezar. Es hacer un borde sumergido al agua. Un texto que no cierre, sino que respire. Dicho de que, al que agarra al pez y aprieta mucho, se le escapa.

    (Pausa)

    Y sin embargo, hay ocasiones en que, sin prisa me sorprendo con la certeza de que las cosas saldrán bien. Quizá no es que sea cómodo, pero hay un confianza rara en que algo favorable, va a aparecer. Volviendo a "la hoja— antes— en blanco". Ya que pasé por el silencio y empecé a escribir algo que se siente verdadero, me pregunto: ¿no será eso una forma de amor? El abrir espacio, el dar la bienvenida. ¿Será que solo se puede amar lo que ya reconocemos, lo que ya tiene lugar en nuestro mapa emocional? Pienso que se va conociendo al escribir. Y pienso en esas quejas típicas en las parejas, cuando el otro no cumple con lo que se esperaba del otro. Pero tal vez es justo ahí donde el otro “se nos escapa”, donde entra el misterio, donde se mueve el deseo y la fantasía. No solo en el amor, también en el conocer, en ese ir y venir interminable con el inconsciente. Se dice que hay que poder quedarse en el no saber para permanecer curiosos.

    A Freud le ha de dar risa escuchar eso, una vez más, nada queremos saber de nuestra herida narcisista. Como cuando conoces a alguien que te gusta y no tienes idea de qué va a pasar, pero igual quieres estar ahí. ¿Pero podrá ser estar sin explicaciones, sin controlar nada?, ¿A poco sólo leemos los libros que cuentan las historias que queremos?, ¿Quién quiere domar la pasión y entrar a la cultura, a la convivencia social? Pienso en los silencios raros, incómodos, pero que, en lugar de llenarlos, es mejor dejarlos estar. Porque son momentos suspendidos, sin apuro. Pienso que se vuelven más íntimos, más vivos y, quizá por eso, más efímeros que cualquier declaración forzada a perpetuarse en la piel. Porque si se trata de vida, ésta no podría ser sin la muerte.

    También está esa otra forma de estar frente a la hoja en blanco, como la forma de acoger a lo desconocido o a lo medio conocido, como quien no busca concretar nada o si quisiera, se lo aguanta, porque sabe que es mejor acompañar, bordear y pensar bien qué sí puede habitar de manera sostenible. A diferencia del impulso golpenado el "Enter" o el "Enviar". Por otro lado, escribir, nada de eso sería posible si una no tuviera un mínimo de sostén. Como cuando usas muletas porque la pierna no responde bien. A veces, uno necesita ciertas ideas, referencias y la lengua misma para escribir de algo. Esa sensación de ser sostenida y de sostener también se juega con el otro. Es un arte. Una especie de baile donde uno se deja afectar, pero también cuida no aplastar al otro con su forma.

    Barthes, por su parte, propone una imagen sutil: “estar con quien se ama y pensar en otra cosa” (Barthes, 1977). Esta posibilidad de pensar —y dejar pensar— junto al otro se vuelve una forma de hospitalidad psíquica. Un momento juguetón. Así que llenar una hoja en blanco tal vez sólo sea posible desde ahí: desde ese lugar donde se puede realmente alojar al forastero.

    Una vez más, sostener, pero ahora al miedo, la sospecha, la paranoia. Es advertencia de que alojar al otro es también una forma de alojarnos y una duda de saber si seremos confiables o seremos unos confiados. Al final. no cualquiera se entrega tan fácil, como no cualquiera llega a navegar toda la lectura hasta acá. La hospitalidad de verdad, es una forma de pensar que no es en ausencia, sino en la relación. La ausencia, en todo caso sería, lo que hay que pensar y representar.

    La liminalidad es ese umbral donde nada está del todo dicho ni completamente formado; un estado intermedio, como un cuerpo de río que fluye entre lo que ya no somos y lo que aún no llega. En ese cauce, la palabra es pez: escurridiza, huidiza, imposible de atrapar con fuerza. No basta con querer nombrar; hay que sumergirse, bordear, esperar. Porque cuando la palabra aparece, lo hace como un destello, un eco que nos roza sin fijarse, revelando no certezas, sino una vibración de sentido. Allí, entre aguas turbias y deseo, se da el verdadero acontecimiento del lenguaje.

    Y lo que ocurre en ese vínculo, es la liminalidad. Un umbral de lo incómodo que es no tener un cuerpo preciso, entre lo que ya no somos y lo que todavía no podemos nombrar ser. En un cuerpo de río, la palabra es pez.

    Mayumi

    Comentarios

    No hay comentarios todavía, sé el primero!

    Debes iniciar sesión para comentar

    Iniciar sesión