Los libros que más aprecio, son, sin embargo, los que en peor estado se encuentran. Manché con vino tinto y mate El cielo a medio hacer de Tomas Tranströmer, en más de una ocasión me dormí sobre El amor es un perro del infierno de Charles Bukowski, y las páginas de El libro del desasosiego de Fernando Pessoa, fueron desprendiéndose en cada atropello y caída entre peatones impacientes, y ahora están colocadas de forma desordenada, pero estoy seguro de que al autor no le importaría. Mi padre diría que no aprendí a cuidar las cosas y que no merezco nada de lo que tengo, pero yo creo que todo lo que apreciamos debe verse un poco así.

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