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    ¿Les permitimos a las gordas ser sexys?

    May 29, 2025

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    ¿Les permitimos a las gordas ser sexys?
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    En una sociedad que jerarquiza cuerpos e impone cánones de belleza -que nos vemos obligados a seguir- nace el concepto de body positive durante la segunda ola feminista. Un movimiento social y cultural que va en contra de los estereotipos hegemónicos y promueve la aceptación de todos los cuerpos, sin importar su apariencia. Claro está que el capitalismo no perdió oportunidad en tomar este movimiento para hacerlo el insight de diferentes campañas de marketing, donde se pueden ver patrones similares en cada publicidad: un cuerpo gordo que se muestra feliz y remarca su seguridad con una frase cliché del estilo “querete como sos”. Un marketing que te hace recordar que a la gorda le cuesta más sentirse segura, en comparación con las publicidades de modelos estereotipadas, es decir, un marketing que enfatiza la diferencia entre los cuerpos hegemónicos y los no hegemónicos. 

    En paradas de colectivos, en publiobras, en el subte se repite la misma imagen: cuerpos sin cara, femeninos al desnudo. No porque se vean sus genitales, sino porque están en crudo, sin filtro ni retoques en photoshop, son cuerpos anti hegemónicos, aquellos que suelen incomodar. Se trata de una nueva campaña de Dove para impulsar el cuidado del cuerpo acompañado del concepto de “belleza real”. Dove es reconocida hace 20 años por realizar un marketing entorno a la aceptación corporal e impulsar el autoestima femenino. En 2004 fue la primera campaña que revolucionó el mercado ya que fueron pioneros en poner modelos de cuerpos reales en sus creativos publicitarios: mujeres en ropa interior abrazadas con diversidad de cuerpos, desde estrías, tes más oscura, fuera de los 90-60-90. Con una mirada a cámara que soltaba frescura, vitalidad y algo de inocencia. Chapeau por esta primera revolución en la industria marketinera ya que se realizó en una época donde estudios marcaban que sólo el 2% de las mujeres se percibían lindas, mientras abundaba la moda Y2K -una apología a la anorexia-. Dove, fiel a su eslogan, continúa los lanzamientos de campaña entorno a la belleza real pero con la misma impronta: los mismos cuerpos, las mismas risa y la misma inocencia, no hay mucha diferencia entre las campañas de hoy en las calles que las de hace 20 años atrás. Mientras que otras marcas, como Nivea, que sus valores son la seguridad y confianza personal, utilizan modelos con pieles de porcelana, pequeñas arrugas que dan ternura y cuerpos esbeltos, pero brindan en sus imágenes algo más: seguridad, sensualidad y enigma -aspectos que no tienen las campañas de belleza real-. Hoy, con una consciencia más elocuente bajo el lema de “no se habla de cuerpos ajenos”¿no sería más revolucionario mostrar a las mujeres no hegemónicas con el poder que constantemente se le quita? El poder de sentirse seguras, sensuales y autosuficientes. 

    La primera acción conocida como fat-activism se llevó acabo en 1967 en Central Park, donde se juntaron personas con sobrepeso para luchar en contra de la discriminación y humillación a la gordura. Tres años después se abrió la Asociación Nacional para Ayudar a los Estadounidenses Gordos (NAAFA). Las olas feminista de los ´60 y ´70 denunciaron la pretensión estética hacía las mujeres, y sembraron la idea que imponer un cuerpo ideal es otra forma de opresión, esto ayudó a la expansión del movimiento bodypositive. Con la primera revolución del internet en los 90 y los 2000, había una nueva forma de expresarse, a través de blogs y foros, donde se reactivó la conversación de la aceptación corporal tal como es. Y con el nacimiento de las redes sociales el body positive toma mucho más poder, ya que dos extremos comenzaron a ejercerse desde las plataformas: un consumo excesivo de publicaciones de mujeres hegemónicas y, en respuesta, una comunicación masiva contra los ideales de cánones de belleza. No sólo se convierte en tendencia, sino también en mercancía, ya que grandes marcas comenzaron a usarlo como estrategia de marketing, tal como se mencionó anteriormente. 

    Los objetivos del movimiento son claros, por un lado, aumentar la autoestima de una sociedad que se siente fea, la aceptación de la diversidad de cuerpo, tallas y apariencias y cuestionar los estándares de belleza, para así, lograr que se disuelvan y dejen de ser tóxicos. 

    Pero, cómo se van a desmantelar y eliminar los cánones de belleza impuestos si incluso las mismas marcas que se adhieren al movimiento no son capaces de mostrar a una mujer de talla real con maquillaje, con ropa ajustada, sintiéndose sexy. La revolución no es por mostrar los cuerpos, los cuerpos los vemos todos los días, en el espejo, en la calle, en todos lados. Es por permitirle a esos cuerpos ser sensuales, que puedan vender no felicidad en el producto, sino seguridad y sensualidad. Hoy el próximo paso del bodypositive no es aceptar a los cuerpos diversos, sino darle el poder que se merece: permitirle ser lindo, sexy y no hegemónico. 

    apostólica

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