Lectura y displacer

Hoy seis de mayo es el cumple de mi vieja, cumple setenta y cuatro años. Ella no se ve anciana, siempre que ve otros viejitos, dice: esos viejitos.

Estoy teniendo algunos días oscuros, un poco perdido. Pienso por demás o no pienso. Me alieno. Me vuelvo otro. Vuelvo a mí mismo, y me desconozco. Me disocio. Estos días estuve leyendo mucho. Creo que estoy comprendiendo mejor algunas cosas, pero es como si a medida que uno comprendiera, algo de amargura te apoderara. ¿La sabiduría o el saber lo vuelven a uno una persona más triste? ¿Es un riesgo que estoy dispuesto a correr? ¿Tendría felicidad a cambio de ignorancia? No quiero ser tan blanco o negro, y es por eso que me limito a recorrer por el borde entre el saber y la felicidad.

Estos días estuve leyendo mucho, no sé si por placer o por escapismo. No niego que pueden ser ambas. Leer para no pensar en mí, pero ahí mismo me encuentro.  La literatura salvadora me hace ver, no sé si el panorama completo, pero sí una representación arbitraria igual de útil.