le perteneces al mar

segovia en verano, fortalezas reales, el mar cálido, caricias de coral, zumbidos de abejas topacio y vos delatando mi nombre entre esos incisivos perlados, me dilatan las pupilas hasta el plenilunio, mi estrella noctámbula

tenés el alma labrada para la siembra de mis vástagos que pretendo como adagio y recostarme entre tus piernas de alga

con cuánto amor, con cuánta ternura anhelo tu estancia perfumada de jazmín en mi pecho rebosante de ajonjolí

por obra y gracia de la pseudopoesía que transforma la ausencia en compañía hoy te regalo mi locura, mi libertad que perdería por ganarte, me vaciaría de todo lo que conozco por poseerte, me anularía de la vida por volver a conocerte, viviría sereno en el gozo de esperarte, me fragmentaría en miles de pedazos para curarte y si desaparezco te encontraría hasta en los escombros después de la muerte

mi brisa de mar, no sé qué hacer con el alma enamorada que te aclama, con mi alfanje que en tus manos se somete, el mismo que rompe mis cadenas y grilletes

con tu sonrisa bañada de sol, fragante de aroma a melaza, labios frutales, iris tornasol, me provocás un cándido arrebol, si no te quedó claro, estoy plagado de amor por vos