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Le escribo porque es innombrable

Jun 29, 2025

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Le escribo porque es innombrable
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¡Qué torpeza desarmarme!

Qué hastío inmundo siento frente

a esta poca destreza de palabra;

soy mecha corta y me incendio

en humo tardío, en una brecha sin fuego.

De fumar, me hubiera inhalado, consumido,

me hubiera atragantado con la alevosía

irascible de un amor imposible,

de una voz aún más muda, y fugaz.

Soy fugaz: su corazón ha tocado tantos

que se derritió, pero yo magma no soy;

soy hielo sacro, una idealización innombrable,

la cara del rechazo.

Soy, para los rostros, inhibición.

El deseo me ve y sucumbe.

Corre. Se desarma.

No quiere tocarme, no quiere cortarme.

No me asfixia hasta matarme, pero se ata

a mi cabello, a mis ojos y a mi amanecer,

aquello que nunca tengo,

lo que se escapa de noche

en la lejanía de un recuerdo.

Desglosé mi sangre para sacarlo de mi entraña,

lo reviví pensando en vos al alba.

Y vos, corazón de cartón, no más que un sueño,

reposando con otro cuerpo que no es este poema.

Me embriaga saber que soy imposible,

como una excusa tuya; más bien, soy olvidable.

El destino me hizo olvidable a mí, perezco

ante la posteridad, y ni la muerte toma mi alma.

La escupe; me observa y se lleva un fruto

del árbol familiar mío, y ya no son míos.

Nada es mío, no hay etiqueta que se impregne

de mi ser; soy el extravío de mi nombre,

y vos lo sabés. Te burlás de mi intrascendencia.

Me llamás como una perfección, y te deleitás

muy lejos, en lo imperfecto, en lo vacío y tétrico.

¿No me ves? Yo puedo darte esa maldición también.

Le escribo al trauma para que me suelte, y el arte

procede a amargarme en la desgraciada cordura

que me esposa a Poe.

Y yo también guardo cadáveres

en los armarios, derribo pilares mortuorios,

y le escribo a la obsesión, a mi presa y depredador.

Pero ni mi cielo, ni la marea que se desata en mi infierno,

es suficiente para alguien como vos.

No me conocés, pero "soy demasiado".

Si me conocieras,

te alejarías antes de que roce tu piel,

mi más desalmado llanto fúnebre.

Te beso, sí, en las ideas que se detallan

en las magnitudes de mi mente.

Te deseo, sí, pero mi corazón desea no morir aún.

M.🩸🪦

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