Lawfare.
Sep 12, 2024
La vida aprovechada.
Plinio Sinécdoque siempre fue un tipo sencillo y sin pretensiones. Panadero por tradición familiar, había hecho su vida casi al margen de la orquesta social. Sus días eran de dormir y descansar y sus noches de trabajo entre harinas, el calor del horno, el aroma del pan recién hecho y esas cosas bucólicas que con el tiempo se dejan de apreciar.
Fue jubilarse y notar un malestar y del malestar ir por primera vez a una consulta médica y luego a un especialista y así tras varios meses de angustia en su estrenado jubileo: "Le quedan, don Plinio, seis o siete meses de vida".
Era solo, así que no tuvo que contarle a nadie.
Pasó el duelo de aquel pronóstico hasta que se hizo a la idea.
Decidió hacer algo de provecho.
Nunca se había ocupado de la política pero la radio, compañera, siempre había tenido, queriendo o sin querer, sus voces de advertencia: "Hay gente muy mala que abusa de la buena y eso sucede porque hay gente cómplice de la primera."
Comprendió que había varias opciones y entre ellas:
Decidió matar a los jueces de uno en uno.
Desde el de más alto rango hacia abajo. Lo que le diera tiempo mientras viviera y no lo atraparan.
Sí, ese sería un buen servicio a la sociedad, al Pueblo.
El Juez muerto de cada día dánosle hoy.
Ese fue, a partir de entonces, su padrenuestro.
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