Hoy le pregunte a Flor si se acordaba de cuando fue que conoció a Laura. Me llamó la atención como ninguna de las dos estaba muy segura de cuando habia aparecido en nuestras vidas. Recuerdo vagamente la primera vez que la ví pasar por el local. Aún no se mandaba a fondo en el biciletero. Laura frena con el cartel de Trippin, metiendo la rueda de la bici exactamente entre los hierros, toda una azaña. Me acuerdo de Flor corriendo hacia la puerta, su comida había llegado.
A medida que pasó el tiempo, Laura se volió parte de nuestra rutina de los sábados. Entre la una y las dos de la tarde, primero la oímos: siempre suena el timbre de la bici y en general la más hambrienta o la que no se ha sentado en la caja corre. El local es largo así que hay un momento en el que llegas a sentirte como un gato cuando escuchas el ruido de la bolsa, es hora de comer.
Laura es como una hada madrina, su comida siempre riquísima, hasta cuando se anima a experimentar, nunca le falta la sección vegana en el menú y sus precios son razonables para las porciones abundantes, muchas veces sobra y se come luego o para llevar. Siempre se siente ese gusto a comida de abuela, de fatto in casa, recien hecho y calentito.
Laura que en invierno tiene un look acorde de gorro de cocinera y delantal con aros a juego. Laura que llega hasta cuando nos cuenta que volcó en el camino y su comida aún intacta, rompe con las leyes de la física. Laura que tuvo mil vidas. Laura que auque llueva llega con un camperón. Laura que maneja básicamente un triciclo con una heladerita atrás donde mantiene la comida caliente.
¡Hasta tal vez te llevas algún regalo!
A veces es un postre, otras ropa de alguna de esas vidas pasadas, de las que nunca termina de hablar. "¡Ay chicas, pensar que esto me entraba!" dice y se ríe.
Que mujer más hermosa cuando nos dice que somos sus amigas y nosotras la abrazamos porque la queremos: que su comida de abuela no te engañe, es una amiga tan joven como nosotras. Hay personas que su misterio las rejuvenece. Jamás adivinaríamos su edad, no lo necesitamos. Solo sabemos que tiene hijos en España a los que no ve hace años. Se la ha visto melancólica diciendo que se siente sola. Se la ha visto reirse como ese hada que es, hasta los seres mitológicos sienten soledad.
Ojala nunca te vayas de nuestras vidas, dulce Laura, hada madrina de la cocina de abuela y la ropita linda.
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