LATITUDES CORDILLERANAS
I
América tiene una columna al borde del mundo,
se empina entregada, inmensa, maternal.
Se dispersa, se aleja, se borra en lo hondo:
es una franja viva, cordillerana, fatal.
Los Andes.
II
Son de otros, yo solo cargo morriñas, ,
pero no importa: igual le canto.
Le lanzo mis soledades como palomas,
y ella me devuelve recuerdos con encanto.
III
Sé que ella es Dios, o alguna deidad,
porque su beldad no pide permiso.
O tal vez es amor: arcaico, indígena,
mito sin verdad que admita juicio.
IV
Yo vengo de lejos, del centro del mundo,
de un cacho de cerros, secos y fecundos,
que alguna vez fueron corazón del continente
y hoy son latidos de tierra y de gente.
V
En ella vislumbro mi parte más tierna,
la infancia dormida en su lejanía.
Pliegues de montes con nieve en las sienes,
coronados de sol… y poesía.
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