Las islas Malvinas son un archipiélago de América del Sur, situado en el mar argentino, a unos 500 km de la costa.
En cuanto a su composición, la isla esta compuesta por dos islas mayores: la isla Soledad y la isla Gran Malvina. El archipiélago consta de 4000 habitantes, de los cuales 2000 son militares de la OTAN que se renuevan cada dos años y los otros 2000 son civiles que se reconocen británicos.
Las aguas que rodean las islas son las más ricas del mar argentino, debido a su gran cantidad de fitoplancton y zooplancton. Además, el archipiélago es atravesado por la corriente fría de Malvinas, que es un desprendimiento de la corriente circumpolar antártica, haciendo de las aguas bajas en salinidad y ricas en nutrientes. Es por eso que el grueso del ingreso de Malvinas lo compone la pesca (llega al 60% del PBI), especialmente el calamar. Se calcula que en 2012, solo por la pesca de calamar, Gran Bretaña y las empresas estadounidenses, japonesas y extranjeras, recaudaron 1.600 millones de dólares. Para tomar dimensión, si se calculara el PBI per cápita de las Islas, sería el segundo más alto del mundo.
Conflicto histórico
Las Islas Malvinas son el centro de un conflicto histórico por la disputa de su soberanía entre Argentina e Inglaterra.
Para entender mejor, habría que remontarnos al principio de la historia, dos años después de que los españoles llegaran a América.
En 1494 se firmó el tratado de Tordesillas, en el cual se separa la América portuguesa de la española, con una intervención papal (Alejandro VI) como mediador. El grueso del mapa sería de dominio español, y las Islas quedarían de ese lado.
En 1520 fue el avistamiento de Magallanes. De todas formas, el mismo no ejerce la soberanía, sino la ocupación (cabe aclarar que al momento no había pueblos originarios), y las islas recién serían ocupadas por Francia en 1764.
Los franceses fundaron entonces el puerto Luis en honor a Luis XV, quien dio la autorización para viajar al Atlántico Sur. Ante esta situación, España les reclamó la soberanía y llegaron a un acuerdo económico por el cual se pagó por las Islas Malvinas a Francia con dinero de América, dando lugar así a una cesión territorial en 1767.
En 1765, dos años antes de que ocurriera la cesión territorial, los británicos y se instalaron en lo que hoy se llama Isla Gran Malvina, fundando el Port Egmont.
España reaccionó intimando a Inglaterra a desalojar la isla y, al no recibir una respuesta satisfactoria, mandó un buque militar desde Buenos Aires que bombardeó el puerto inglés, derrotando a Gran Bretaña en 1770. Luego, se reconocería la soberanía española y abandonarían el lugar en 1774.
A partir de la creación del Virreinato del Río de la Plata en 1776, las Islas empezaron a responder al Virrey. Hay expedientes penales en los cuales se condena a reos a prisión en las Islas Malvinas, ya que España había construído una cárcel en las mismas.
El 25 de mayo de 1810 se produce la revolución. Y cinco días más tarde, la Primera Junta firmó un decreto para aprobar la partida presupuestaria de Malvinas, para cubrir gastos y pagar los salarios. El 9 de julio de 1816, las Islas Malvinas pasaron a ser jurídicamente argentinas, y los virreinatos a ser Estados independientes.
Algunos años más tarde, en 1825 específicamente, se celebra con Gran Bretaña un tratado de amistad, comercio y navegación. En el mismo, se nos reconoce como país independiente de España y no se discute la soberanía de las Islas Malvinas, lo que demuestra que había un reconocimiento implícito de la soberanía argentina.
Para hacer conexión con lo que pasaría luego, cabe quizás recordar como funcionaba la economía de las Islas en ese entonces:
En cuanto a la tierra, había concesiones en la Isla Soledad, apta para la ganadería. Las mismas se dieron a una sociedad, 'Pacheco y Vernet', alemanes.
Se importaba madera desde la Patagonia a los Tehuelches, y se exportaban cueros y carne salada.
También se generaban ingresos por los permisos de caza de anfibios (venían británicos, holandeses, franceses y estadounidenses) y por la asistencia de buques que necesariamente tenían que hacer escala.
En 1831 se produce el Bombardeo de Lexington. Éste se desencadena a partir de que Vernet (que poseía la concesión de la Isla Soledad) apresa buques estadounidenses que no tenían permisos y uno de ellos logra escapar. Estados Unidos reacciona de mala manera bombardeando y robando las producciones de la isla Soledad. Algo llamativo de este ataque fue que el buque bombardero se aproximó flameando una bandera francesa, y recién al estar al alcance, izó la bandera estadounidense. Rosas, quien en ese momento era el gobernador de Buenos Aires, respondió exigiendo una indemnización por parte los Estados Unidos y devolviéndole el pasaporte al embajador del mismo país.
A partir de aquel conflicto, Gran Bretaña aparece en escena otra vez, afirmando que Argentina no tenía ningún derecho sobre las islas y que les pertenecían a ellos. Los británicos habían dejado una señalética en placa de hierro con el lema 'Falklands', lo que, según los británicos, implicaba que no habían renunciado a las Islas.
Antes de finalizar su mandato, en 1832, Rosas mandó una goleta de Sarandí bajo el liderazgo de Pinedo, para defender las costas de las Islas Malvinas ante un posible ataque. Éste se produciría en enero de 1833 y, desalojando a Pinedo, se produce la usurpación británica. Fue en este momento en el que se crea una alianza política-económica entre Gran Bretaña y los Estados Unidos, en la cual el último tenía libre acceso a los recursos naturales.
Desde ese entonces, se procuró recuperarlas diplomáticamente durante 149 años, desde 1833 hasta 1982. Pero pasaron cosas en el medio que sirvieron y sirven hasta el día de hoy como argumentos y elementos jurídicos para ambos lados.
En 1845 se produce “La Vuelta de Obligado” ante el bloqueo del Río de la Plata por parte de los franceses y británicos. Como Rosas no se rendía, se firmaron dos tratados de paz, uno con Inglaterra, el Southern-Arana, y otro con Francia. Gran Bretaña lo usaría luego como un argumento para justificar su presencia en las Islas, pero la verdad es que este tratado no tiene validez jurídica alguna sobre las Islas Malvinas.
Luego del mandato de Rosas se produciría una “licencia de Malvinas” por parte de Avellaneda, Derqui, Urquiza, y demás.
En 1945 se produjo un punto de inflexión. Al terminar la segunda guerra mundial, se crea la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y los garantes de la paz serían los países vencedores. Juan Domingo Perón, presidente de Argentina en aquel entonces, planteó reservas de soberanía sobre los territorios de Malvinas, Georgia, Sandwich y la Antártida. Gran Bretaña haría lo mismo por su parte.
Estados Unidos, como país estandarte de la libertad, se ubicó rápidamente en contra de las colonias, por lo que en 1960 la ONU, con empuje del país norteamericano, crea el comité de descolonización para regular los procesos de independencia de las colonias. Años más tarde, se ingresa Malvinas al proceso y Gran Bretaña invocó el principio de autodeterminación de los pueblos, un derecho del pueblo a decidir sus propias formas de gobierno, perseguir su desarrollo económico, social y cultural, y estructurarse libremente sin argumentos jurídicos. Argentina, por su parte, presentaría el alegato Ruda, citado textualmente a continuación.
Como resultado del conflicto se dictó la Resolución 2065, por la cual cuestión de las Islas Malvinas ingresaba al Comité de descolonización e instaba a los dos Estados a resolver mediante el diálogo la disputa de soberanía.
Durante la década del 70, las Malvinas tenían una economía de subsistencia con una estructura monopólica. Allí estaba la Falkland Island Company, que se dedicaba a la cría de ovejas y venta de lana, principalmente a Gran Bretaña, que la compraba a un precio elevado para sostener la economía de las islas. Estas, de igual manera, demandaban bienes y servicios, que fueron cubiertos por el Estado Nacional Argentino. Se construyó un aeropuerto, una YPF y un Correo Argentino; las maestras argentinas llegaban a las Islas a enseñar castellano y los habitantes se atendían en Tierra del Fuego y estudiaban en Buenos Aires.
Todo parecía encaminarse y así fue. El 11 de junio de 1974, llega desde Gran Bretaña una propuesta para una administración compartida sobre las islas.
Se trataba de un documento no oficial que le proponía al presidente argentino un condominio sobre las islas. La intención, dice el escrito, era "poner fin a la disputa sobre la soberanía" y "crear una atmósfera favorable dentro de la cual los isleños podrían desarrollarse de acuerdo a sus intereses".
En ese momento, debido a todas las medidas que se estaban tomando en las islas gracias a la Argentina, los habitantes de la misma estaban permeables a recibir un poco de nuestra “argentinidad”. Ellos ostentarían doble nacionalidad, e incluso se iba a alternar un gobernador con Gran Bretaña, para que, luego de varios años, se devolvieran las islas por completo al país sudamericano.
La llegada de la dictadura militar y la Guerra de Malvinas
En el año 1977, los ingleses encuentran petróleo en las Islas, por lo que su interés y manera de ver a las mismas cambió radicalmente. De todas formas, tres años después llega una última propuesta de retroarrendamiento que consistía en una devolución a 50 años. Carlos Ortiz de Rosas, el embajador argentino en Gran Bretaña, hace una contraoferta absurda de acortando el plazo a 1 año, logrando que la propuesta quedara en la nada misma.
En un contexto interno donde la dictadura cívico-militar autoproclamada Proceso de Reorganización Nacional padecía una decadencia política y económica. Una gran oposición motivada por las violaciones a los Derechos Humanos se estaba formando y el fin de la dictadura empezaba a parecer una realidad.
La Junta Militar, al encontrarse contra una pared en el plano interno y viendo que las negociaciones con Gran Bretaña no prosperaban, pusieron como objetivo político el de consolidar la soberanía argentina en las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur y contribuir a afirmar su pleno ejercicio en el océano Atlántico Sur.
La guerra comenzó el 2 de abril de 1982 con la ofensiva sobre puerto Stanley (Puerto Argentino) por parte de tropas argentinas, bajo órdenes de la Junta Militar. Como respuesta, el gobierno británico desplegó una enorme fuerza que al cabo de 10 semanas de batalla, el 14 de junio, desalojó a las fuerzas argentinas. La guerra no solo terminó con la dictadura, sino que costó la vida de 649 soldados argentinos que fueron a defender la patria.
Actualidad
El 4 de noviembre de 1982 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Resolución 37/9, lo cual constituyó una victoria diplomática de la Argentina. La resolución reconoce que la Guerra de las Malvinas, finalizada unos meses antes, no alteraba la vigencia ni la naturaleza de la disputa de soberanía de las islas entre la Argentina y el Reino Unido.
Desde ese momento, la posición de la Argentina es sostenida y protestó regularmente contra la ocupación británica. En cada presentación ratificó su soberanía y afirmó que su recuperación, conforme el derecho internacional, constituye un objetivo permanente e irrenunciable para el país.
Para los argentinos, la disputa de la soberanía de las Islas Malvinas excede el campo de la política y de los intereses estratégicos o económicos: su recuperación es una causa nacional, una cuestión de honor. No se habla de la “guerra” de Malvinas (decisión tomada por la Junta militar), sino de la “gesta” de Malvinas, que movilizó a toda la Nación: desde los alumnos que en las escuelas dedicaban horas a armar cajas con víveres, hasta las abuelas que tejían bufandas para enviar a las tropas que no estaban en condiciones de afrontar el frío austral. Y los soldados caídos son considerados verdaderos héroes que con su sangre alimentan el orgullo y la memoria de una nación que sueña, algún día, con volver a izar la bandera en las Malvinas.
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