las chicas sin suerte

Las chicas sin suerte sabemos que el guion nunca va a ser nuestro. Nadie nos lo da, y por más que gritemos o pataleemos, siempre hay alguien más brillante, más linda, más carismática, que ocupa el lugar que nunca podremos tener.

Nos dicen que depende de nosotras, que podemos elegir, que podemos remar, pero es mentira. Remar duele, cansa, y a veces no lleva a ningún lado. El mar siempre es más fuerte, y al final te hundís igual, porque las chicas sin suerte no llegamos a la orilla.

Dicen que todo llega, que el amor llega, pero para nosotras nunca es así. No somos amadas porque no hay nada en nosotras que valga la pena amar. Por eso tenemos que esforzarnos, mendigar cariño, intentar ser suficientes cuando sabemos que nunca lo vamos a ser. Es un trabajo que no termina, y aunque lo intentemos, siempre estamos un paso atrás.

La suerte de la fea, la linda la desea, dicen, pero la fea no tiene suerte ni actitud. La fea se queda en la sombra, viendo cómo los demás consiguen lo que ella ni siquiera se anima a soñar.