No te entendía me parece. Cuando te fuiste y me dejaste llorando, preguntándome que carajos había hecho mal, hice mía toda culpa posible.
Quizá no era suficiente.
Quizá las demás eran más bonitas.
Quizá no me amaste como decías.
Quizá nunca te guste.
Podría nombrarte millones de “tal vez” que una vez puse en duda sobre mí. Pero resulta que nada de eso era lógico.
Me quisiste, y te llegaste a enamorar… pero estabas roto y sufriendo. ¿No se te ocurrió pedir ayuda? No, al contrario, me cerraste la puerta ilusoria en la cara. Nos ilusionamos hablando de un futuro juntos, pero pasó que vos ni te veías uno propio. Yo estaba ahí, maldita sea. Dispuesta a ofrecerte un mundo en el que no sufrieras.
Nunca fuiste alguien elocuente, así que cuando quisiste decirme lo que pasaba fue muy tarde, porque también terminabas conmigo y todos los años que construimos juntos los deshiciste como un castillo de arena sin preguntar por mis lágrimas.
Ahora te entiendo. Estabas sufriendo.
Pero yo estaba ahí. Hasta hace unas semanas seguía estando.
Aunque, a quién engaño, si nunca notaste mucho mi presencia, a no ser por lo de afuera.
Esta es la última vez que te escribo. Ya no nos debemos más conversaciones sin rumbo que persiguen una respuesta ilusoria de por qué en esta historia no acabamos juntos.
Porque ya te entiendo. Entiendo que no siempre hay un roto para un descocido.
Las almas deshilachadas no encajan.

Naomí Nicora
Hola! Acá, un intento de escritora que ama leer desde los 6 añitos... Hoy tengo 22 y mi pluma y papel no se quedan quietos <3 ojala mis escritos ahonden en sus corazones <3
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión