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    Largo, si no hay costumbre

    Dolbach

    Jan 1, 2025

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    Largo, si no hay costumbre
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    Nada nuevo.

    Me duele observar que en general se cree vivir bien como se vive; es decir, en la ignorancia. Por eso no se lee otra cosa que chistes mediocres y sandeces, por eso funciona tele 5 y el cine Torrente y tienen audiencia los telediarios de Antena 3 y las corridas de toros en la autonómica. Por eso a la gente le ocupa el vestido que se pone una mujer para enseñar a la ineptitud el como contar las campanadas de un reloj y como engullir uvas, mientras les venden todo tipo de cosas que no necesitan pero que quieren tener a toda costa (publicidad).

    Falso brillo sin sustancia, que muestra a las claras la enorme

    estupidez humana.

    Los esclavistas siempre quisieron que sus negros no supieran leer ni tuvieran conciencia ni moral, tan solo obediencia. A menos cultura más sumisión.

    La sociedad de los ricos se basa en eso, en tener adocenados a los otros congéneres para así poder abusar de ellos y seguir explotándolos.

    El año empieza como acaba porque ni empieza ni acaba nada. Sigue girando la noria de la imbecilidad que se conforma con todo aunque en ese todo vaya incluido el abuso, el engaño, la vida esclava.

    Cadena perpetua que se firma cada día que uno cree tener razón sin informarse ni educarse ni dudar ni aceptar la opinión de quien, más culto y más al tanto, opina en contrario:

    -¡A mí me vas a decir tú!

    Pues eso, yo que no soy nadie ¿qué les voy a decir a ustedes?

    Te quiero.

    No quiero a todo el mundo, pero te quiero a ti.

    No quiero a la inmensa mayoría, pero te quiero a ti.

    No quiero a ningún rey, pero te quiero a ti.

    No quiero a alguien que quise, pero te quiero a ti.

    No quiero a ese vecino, pero te quiero a ti.

    No quiero por obligación, pero te quiero a ti.

    Te quiero.

    Lo decimos tarde, mal y poco.

    Incluso, mal entendido, ocasiona problemas mostrar cariño. Sí, alguien me restringió en ese sentido. Y es curioso, porque la censura llevó a la ausencia del sentimiento. Hoy ya, alguien que fue para mí, una persona muy querida, es ya tan solo un conocido. En realidad son dos pues van de la mano como unívoco era el sentimiento para con la pareja.

    Hay cierto dolorcillo en eso, pero resulta que de no querer a diario, de ir dejando de lado el cariño, se pierde eso que hubiera de mágico como se pierde el horizonte a la espalda cuando avanzamos, sin girar el cuello, un camino.

    Aquello era tan sincero, tan honesto, tan sencillo...

    En fin, hay senderos inescrutables, recodos, piedras, baches, cambios de rasante, precipicios... La vida.

    Por eso te digo hoy:

    Te quiero.

    Dicho esto.

    Dicho aquello. Lo del querer, me refiero, pasemos a otra cosa.

    La persiana me tapaba la niebla. Amaneció así, sin horizonte, quizás en metáfora.

    El mundo se apaga de muchos modos, por mucho que anoche se atendiera a las campanas.

    Miren si no Palestina, Ucrania, Siria, Pakistán, Afganistán... Vean si no, Argentina.

    O escuchen a la derecha española. España se ha de romper cualquier día.

    Millones hoy de resacas mientras la vida sigue en millones de millones de dinero empleado en armamento, millones de muertes evitables; inocentes muertos. Dios mira impávido desde su cielo.

    En un rato, mientras siguen naciendo escombros de lo que fueron hogares, por la curiosa, inhóspita, egoísta manera de ser de la Humanidad, sucederá el elegante concierto.

    Somos...

    Y mientras acuden a templos de diversa índole para orar a un supuesto creador del mundo, dejan de largo la consciencia de quién lo está destruyendo.

    Nada nuevo.

    Vida nueva.

    ¿Se imaginan que el año nuevo trajera consigo ir cada día al mismo trabajo, vivir en la misma casa, recorrer las mismas calles, celebrar las mismas cosas, aguantar a los mismos gilipollas, comer las mismas comidas, ver los mismos programas, vestir las mismas ropas?

    Mejor de lo mío (estoy).

    ¿Donde quedaron las resacas del primero de enero?

    Deseos:

    Sea el año una exitosa vuelta alrededor del Sol, mediocre estrella, pero para nosotros la más bella.

    Que quien se acerque a la Tierra no traiga males. Este es un bello planeta. Y de las maldades ya nos encargamos aquí. Tenemos verdaderos profesionales.

    Feliz año a las moscas de la fruta y un recuerdo al bosón de Higgs, que ya a nadie importa. Que los rayos cósmicos no sean excesivos. Y que la luna siga reflejando con tanta elegancia.

    Que este a estrene no haga lagos donde caminamos.

    Que el maquillaje, ya sabes, no apague tu risa.

    Que los otoños, aquí, y en Zaragoza, Buenos Aires y Logroño, te doren la piel.

    Que mi sonrisa procure la tuya. A la inversa eso vale también.

    Vamos a querernos con ahínco.

    Que no se dé mal el 2025.

    De ese nido madriguera

    del que nacen las estrellas,

    quizás venga el nuevo año,

    quizás quiera,

    abultado de bondades

    y de amables

    y de libres sutilezas.

    Hoy no es nada diferente

    pero es nuevo como siempre

    y las palmas suenan firmes

    y felices

    al son de la orquesta en Viena.

    ¡La Radetzky lo que alegra!

    Sea feliz lo que sea.

    Mis mejores deseos para quienes los merecen, en el venidero 2077, y en todos los años que sucedan hasta entonces.

    (Ale).

    Dolbach

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