mis manos tiemblan cada vez que te tengo cerca, nerviosas, inquietas, deseando obtener un suave roce de tu piel, pero se detienen cuando recuerdo que aquello no es posible, cuando parecen chocar contra un vidrio invisible que te protege, que te cuida de mí. huellas dactilares que quedan grabadas en el aire, siendo prueba de las innumerables veces que intenté alcanzarte, ¿algún día se me será permitido? ¿dejaré de verte a través del vidrio? o simplemente estoy destinado a ser un espectador, uno lejano, uno que ansia por tocar la mayor obra pero que es detenido apenas lo intenta como si fuese un ladrón de museo.
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