Bajo el sol que se desliza entre pétalos en flor,
descansa un gatito enigmático, de elegante resplandor.
Su nariz, rosa y pequeña, como un beso de fresa,
contrasta con sus colmillos, finos, blancos, llenos de destreza.
Entre dahlias y lirios su cuerpo reposa en paz,
su aliento es brisa ligera, su sombra un dulce disfraz.
Mas cerca, oculta en las hojas, con brillo en la mirada,
una gatita curiosa lo observa, fascinada.
¿Qué misterios guarda el sueño de aquel felino tan fiero?
¿Qué susurros le acarician en su descanso sincero?
Con cautela da un pasito, se aproxima sin cesar,
pero el gato, repentino, abre un ojo y ve su andar.
Se estira con suavidad, dejando un ronroneo,
y con su nariz rosada le roba un dulce beso.
La gatita, sonrojada, retrocede en confusión,
pero el gato, divertido, le regala una flor.
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