La vida pasa rápido, amala.

La vida pasa rápido no te apresures...

Hoy con lágrimas me abrazo.

Festejo y brindo por mi fortaleza, solo yo sé lo que costó derribarme hasta acá, que mi presente sea este que tanto amo y disfruto.

Dejé cosas detrás, evitando mirarlas porque sino no lo hubiese dejado ir, que doloroso irte sin querer hacerlo, pero el orgullo que tragué dentro mío y el abrazo de compasión que me sostuvieron, son fruto de mi crecimiento en todos los sentidos.

Mi fortaleza de guiarme con una luz única y especial, siendo sincera no tanta soledad porque me acompañó la fé y esperanzas de un algo más, que me hacía sentir comprendido. Esa luz que me brindó en las noches oscuras y en los días que callaba la mente, que nada pasaba, convenciendola que todo estaba bien, abrazando y aceptando mi voz; en ella que me resguardó me cuidó y me lleno de confianza, que el final del túnel la luz era aún más resplandeciente, más mía, completamente mía. Mi momento.

En este corazón queriendo salir gritando al fin, al fin pude. Le damos la bienvenida a esta nueva creencia de que todo lo puedo, de que todo merezco porque todo lo amo.

Gracias gracias gracias.