La soledad

La soledad

Su inicial sabor dulce me invita a degustarla, pero pronto aquel dulzor se convierte en una intensa amargura. Me adentro en un mar oscuro de abandono, y cuando consigo tomar consciencia de mi posición, me encuentro tan lejos, que la nada es lo único que me rodea. Y entro en pánico. Desesperada busco contacto, pero ya no hay nadie a mi lado. Lucho por salir de la soledad, pero siendo sinceros, es la única que ahora me abre los brazos. Me dejo caer en su suave manto mientras por la espalda me apuñala.

En silencio me pierdo en su enorme vacío, dejando el rastro de mi alma sangrante, quien solitaria busca de vuelta su camino. Con el tiempo hay gente que se intenta acercar, pero la soledad envidiosa las consigue alejar de mí, convenciéndome de que sólo en ella puedo confiar. Mi miedo a sufrir convierte mi conducta en huraña, apartando a cualquier persona que pudiera salvarme de mi agria soledad.

Mi sufrimiento pronto se convierte en un pesado saco que cargar, haciendo que mi cuerpo con el tiempo caiga en un profundo cansancio. Exhausta, imploro y ruego que alguien termine con mi dolor. Mi ángel de la guarda lucha contra la acechante muerte, mientras yo espero pacientemente a ver quién de los dos responderá a mi llamado.