soy la reina de un reino desvanecido,
coronada por flores muertas y desmoronadas,
la que se precipita al mar en un ansia ahogada,
la que viste de blanco, ahora manchado de rojo,
la sangre de sus propias heridas.
soy la reina de una corte ahora en ruinas,
donde festines espléndidos y copas doradas
se han convertido en cenizas, adornos en la nada,
y solo un rubí solitario queda en el silencio,
un vestigio de un esplendor que se ha perdido.
soy la reina de la agonía interminable,
¿me escuchan, sombras de mi antigua corte?
aún reino en el vacío de mi lamento perpetuo,
ningún poder puede despojarme de este trono,
aunque sea soberana de la miseria y la desdicha,
o del amor inalcanzable de los soñadores perdidos.
siempre seré la reina.
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