mobile isologo
buscar...

La POSVERDAD (según Lee McIntyre, 2018)

Sep 24, 2025

0
La POSVERDAD (según Lee McIntyre, 2018)
Empieza a escribir gratis en quaderno

DEFINICIÓN

El texto comienza desligando la posverdad, del concepto habitual de mentira o propaganda. De este modo la posverdad no trata tanto de falsedades o falacias, o de manipulaciones o versiones tergiversadas de los hechos, sino que la posverdad inaugura un régimen del discurso y una lógica política novedosa. Así, en la posverdad ocurre que ya no importan tanto los HECHOS como los sentimientos que modelan nuestras creencias, y en ese uso de las emociones surge un régimen político que apela a un mecanismo de dominación no del todo involuntario. De modo que quien se rige por la posverdad no es tanto que es engañado, aunque lo sea, sino que elige qué tipo de “verdad” adoptar o consumir.

ORIGEN

La posverdad tiene su bautismo en el año 2016 con la elección presidencial de Donald Trump. Llamó la atención de todos no a partir de eruditas definiciones académicas, sino de la concreta práctica política electoral del actual presidente (dos veces electo) de los Estados Unidos.

En los medios, en las conferencias de prensa, en las declaraciones públicas, los políticos parecen comportarse como si los hechos no interesaran, y en todo caso ellos poseerían “otras fuentes”, fuentes más cercanas a la verdad, a lo que la gente “sabe”, o “siente”, o “reconoce como verdadero”. De este modo cualquier afirmación es defendible. Esta construcción de la posverdad se hace mediante un procedimiento tipificable que más adelante veremos.

“La posverdad equivale a una forma de supremacía ideológica donde sus practicantes intentan convencer a alguien de que crea algo, haya o no buena evidencia de ello.”

De este modo tenemos una definición: En la posverdad interesan más las emociones que los hechos.

LA NEGACIÓN DE LA CIENCIA

Los casos de la negación del cambio climático o de la evidencia sobre el cáncer, fruto del consumo de tabaco son paradigmáticos.

La historia del cáncer y los cigarrillos se remonta a 1953 cuando los empresarios de las industrias tabacaleras se reunieron para “combatir a la ciencia”. Su estrategia consistió en afirmar que en sus raíces la ciencia no es conclusiva, y apenas puede lidiar con hipótesis, se trataba de refutar la pretensión de infalibilidad de los que se remiten a los hechos. Sin embargo, las cosas no terminaron allí, dado que el segundo paso consistió en financiar estudios supuestamente científicos que pudiera llegar a conclusiones opuestas. Así, los industriales tenían a sus propios científicos a su servicio. No importa la desbordante cantidad de estudios que demostrasen lo contrario mediante una masa de evidencia abrumadora.

Por su parte, desde 2008 se empezó a poner en duda sistemáticamente el cambio climático. Análogamente al caso anterior, la estrategia de los industriales consistió en negar la realidad de un “consenso de los científicos”, algo que por definición, si hemos de regirnos por el método científico es imposible.

Analicemos lo siguiente: en 2004 se publicaron, dice el autor, 928 papers sobre el cambio climático y se encontró que exactamente un número de cero cuestionaba la influencia de variables antropogénicas en el clima. En 2012, solo un 0.17% de 13.950 papers disidía. En 2013 en una encuesta de 4000 científicos, el 97% concurría con que el cambio global era causada por actividad humana. Sin embargo, en los medios sociales se impuso que frente a esta realidad “no hay consenso de los científicos”.

Resulta llamativo un memo que circuló entre los empresarios negacionistas:

Lograremos la victoria cuando:

1) El ciudadano promedio “entienda” las incertidumbres de la ciencia, y esto se vuelva sabiduría común.

2) Los medios “entiendan” las incertidumbres sobre el cambio climático.

3) Los medios reflejen un balance entre los que afirman el cambio climático y los puntos de vista que desafían esta visión, hasta cuestionar el sentido común.

4) Los líderes industriales entiendan las incertidumbres de la ciencia del clima, y se vuelvan embajadores de los que quieren modelar la politica climática.

5) Que los que promuevan el protocolo de Kioto aparezcan como fuera de contacto con la realidad.

Es decir, la negación de la evidencia científica consiste en hacer foco en hechos laterales y multiplicarlos mediante los medios hasta generar un clima de duda e incertidumbre sobre hechos largamente probados.

LOS SESGOS COGNITIVOS

El primer caso de disonancia cognitiva consiste en cierto experimento. En 1957 Leon Festinger hizo el siguiente experimento. El científico le dio a los sujetos una tarea muy aburrida, a algunos se les pagó 1 dólar y a otros 20. Al finalizar se les pidió a los sujetos que dijeran si la tarea fue placentera. El resultado es alucinante: los que fueron remunerados con un dólar afirmaron encontrar la tarea mucho más placentera.

Otro experimento consistió en mostrar carteles que defendían causas en que los participantes originalmente no creían, con el resultado de que al final comenzaron a considerarlas más valiosas.

Otro ejemplo, es el de un culto cuyos integrantes fueron embaucados para donar todos sus ahorros a fin de ser rescatados por un plato volador ante la inminencia del fin del mundo que emprenderían extraterrestres. Cuando la catástrofe mundial no ocurrió, se les dijo a estos que su fe cambió los planes de los aliens, ¡y lo creyeron!

¿La conclusión? El sesgo consiste en que a despecho de la realidad nuestra preocupación primaria reside en la noción del valor que uno se atribuye a sí mismo.

Un experimento más consiste en la presión de los pares ante diferencias ideológicas. Se reportó que en un espacio donde las ideas de un participante (el objetivo del estudio) difería de la de un grupo grande de personas, este tendía a alterar sus propias creencias. Un caso más consiste en mostrar tarjetas a los sujetos preguntando qué línea es más larga frente a otras claramente más cortas. El blanco de las experiencias solía acordar con todos aquellos que en términos objetivos estaban equivocados.

Estos sesgos se aplican con notable poder frente a los prejuicios instalados ante los rasgos éticos y políticos de rivales ideológicos. Se contrastó con distintos periódicos a seguidores de tal o cual otra línea política, y los sujetos se hallaban más propensos a creer aquellas noticias que encajaran con su mundo de valores políticos. Esto sugiere que las conclusiones a las que arriba un sujeto depende de lo que se ha llamado razonamiento motivado.

Un experimento más, hecho por Nyhan y Reifler consiste en darle a conocer a un partidario político una decisión claramente injusta, errónea, o ineficiente, de su propio candidato y de la oposición. En quienes podían atribuir el error al otro el juicio era lapidario, sin embargo, se reportó que cuando el error provenía de uno de los suyos, se lo excusaba, se lo aceptaba, e incluso se llegaba a decir que era lo que el sujeto siempre había creído.

Por último, otro experimento consiste en el hoy célebre efecto Dunning-Kruger, donde se ha reportado que mientras mayor es el conocimiento sobre un tema de un sujeto, más es su desconfianza frente a su propio juicio y seguridad, mientras que las personas más inhábiles son las primeras en afirmar aseverativamente lo que creen. A este efecto se lo ha llamado también “demasiado estúpido para saber que se es estúpido”, y el efecto es devastador porque en materia política se trata de embrutecer a la población a fin de que llegue a creer cualquier cosa, siempre y cuando lo que se diga corresponda con sus sentimientos y creencias previas (correctas o no). Es un golpe brutal para el principio democrático sobre la voluntad de las mayorías.

Pero McIntyre hace un agregado:

“Caer en el sesgo cognitivo puede sentirse demasiado como reflexionar. Pero sobre todo cuando estamos emocionalmente involucrados en un asunto, toda la evidencia experimental apunta a que nuestra habilidad para el raciocinio se verá con gran probabilidad afectada”.

Esto es, no se trata de inteligencia, o de las opiniones politicas “adecuadas”, tanto liberales como conservadores mostraron la misma tendencia al sesgo, como personas educadas o no.

LOS MEDIOS TRADICIONALES

En la televisión norteamericana del pasado siglo se ha dado un fenómeno curioso. Consiste en la adscripción política de tal ideología o linea editorial política. Así, no es lo mismo informarse CNN o con FOX NEWS.

Esto no ha sido ninguna novedad, aunque se ha determinado que gran parte de la población norteamericana se “forma” con los medios, sus opiniones, conocimientos fácticos, estrategias políticas derivan de la televisión.

Uno de los fenómenos más relevantes para el estudio que hace McIntyre es la lógica del tiempo equivalente. Se ha establecido por motivos que nada tienen que ver con la ciencia o la verdad la noción de que los medios deben cubrir todas las perspectivas. Todas las voces. El resultado de tal práctica es que si los dueños del capital tienen suficiente poder para establecer ciertas agendas, no importa lo manifiestamente falsas o negacionistas que esas posiciones sean, la lógica televisiva debe darle visibilidad. Y lo peor de todo es que tendenciosamente se crea el microclima de imparcialidad y justicia ideológica. Esa falta de filtro, esa falta de juicio para discriminar lo verdadero de lo falso (fake news) es devastadora, porque crea un clima legitimado de incertidumbre, supuestamente amparado por valores democráticos como la tolerancia o la libertad de expresión.

“SOCIAL MEDIA”, LAS REDES SOCIALES

Se ha reportado que desde 2015 el consumo de periódicos ha mermado ostensiblemente, y eso se debe a los novedosos modos de informarse: por medio de redes sociales, o articulos sin líneas editoriales que los respalden.

El fenómeno que vicia el periodismo es alarmante, y el descubrimiento casi azaroso. Dado que la internet remunera económicamente a los dueños de los artículos según el número de visualizaciones (de acuerdo a distintas métricas) se hizo popular la proliferación de noticias absolutamente irrisorias o ilógicas, verdaderos disparates. El mecanismo que comenzó a despegarse es la idea de titulares tendenciosos (click baits) que predispongan emocionalmente al usuario a entrar en la noticia, en un origen no importaba si la noticia fuera absurda, lo único que importaba era que el navegante entrara, aumentara las métricas y el algoritmo y remunerara al dueño del post.

Pero luego el juguete se salió de control. Las noticias inverosímiles comenzaron a proliferar al punto de hacer verdaderas campañas políticas en base a hechos inexistes o francas mentiras.

Y ocurre que en los medios digitales no hay controles para quien puede publicar y quien no. La mayor parte de la población se informa por Facebook (2018). El mecanismo es curioso. No es solo el contacto con la fuente principal, sino por medios indirectos, como contactos o amigos que comparten la noticias (verdadera o no), el modo de llegar a las noticias por medio de las historias es radicalmente novedoso porque se crean verdaderas cribas de información según el gusto del consumidor. Al haber un repertorio de noticias disponibles para todos los gustos, el usuario elige cómo informarse, creándose verdaderas burbujas informacionales.

COMO GENERAR UNA FAKE NEWS

De modo que con estos elementos ya tenemos suficiente data para elaborar una teoría de cómo se generan las noticias falsas. Lo primero es cuestionar los hechos, y la veracidad con la que actúan las instituciones encargadas de prefigurar en qué consiste la verdad y la falsedad. Al ser la ciencia rechazada por ser incapaz de establecer verdades absolutas, se abre el camino para cualquier versión sin importar lo delirante que sea. Si a eso le sumamos la lógica de la corrección politica donde sin importar lo ridículo, absurdo, moralmente nocivo que sea una opinión debe garantizarse su visibilidad y el uso selectivo de la información mediante algoritmos y la pereza de quien no desea investigar para informarse en serio. Pero eso no es todo, también hemos estudiado los sesgos cognitivos donde el usuario ante todo protege su propio sentido del valor personal. Entonces se crea un caldo de cultivo para la proliferación de las fake news.

Veamos una lista de 7 items. Como instalar una falsa agenda:

1) Plantear preguntas sobre un tema descabellado (“la gente dice”, “solo repito lo que leí en el diario”).

2) Proveer ninguna evidencia (porque no la hay) que no vaya más lejos que la propia convicción personal.

3) Sugerir que no se puede confiar en la prensa (porque es parcial).

4) Esto conducirá a que la gente dude de si o que escucha en la prensa es cierto o no (o al menos concluir que es controversial).

5) Dado que no hay certezas, cada cual se sentirá inclinado a asumir aquello que encaje con su propia ideología y prejuicios.

6) O sea, este es el clima adecuado para que proliferen las fake news, lo que refuerzan los ítems 1 hasta el 5.

7) De este modo, la población creerá en lo que digas, solo porque vos lo digas. Las creencias pueden ser tribales. Y no faltará mucho tiempo para que la gente crea en lo que quiere creer, sobre todo si se lo dice alguien a quien perciben como un aliado y no es desafiado por contundente contraevidencia (e incluso si la hubiera)

CONTRAATACAR

Quizas, aunque parezca enfadoso se trate de financiar diarios locales que aseguren algun mínimo de responsabilidad con la información y las noticias ofrecidas, y consumir medios que sean más pasibles de ser chequeados y controlados. Antes que inundar los medios digitales con fuentes dudosas recurrir a entidades y organismos que aseguren un mínimo de seriedad. Esto supone cierta inversión económica, incluso se gasta en un periódico con cuyas opiniones políticas uno concuerde. Al final McIntyre plantea un mecanismo de control similar al de los papers académicos.

UN PROTOCOLO DADO POR UN MAESTRO DE ESCUELA SECUNDARIO

1) Mirar el copyright

2) Verificar desde múltiples fuentes

3) Confirmar la credibilidad de la fuente

4) Revisar la fecha de publicación

5) Corroborar la experticia del autor sobre el tema

6) Preguntar: ¿encaja esto con mi conocimiento previo?

7) Preguntar: ¿parece algo realista?

LA POSMODERNIDAD

Uno de los más osados análisis del autor con respecto al asunto de la posverdad es suponer que la filosofia posmoderna condujo a la génesis de la misma. Quizás no de modo consciente o deliberado, pero la tesis que maneja el autor es que el pecado original consiste en la falta de cultivo de ese famoso desiderátum filosófico que supone que debe existir algo como una VERDAD. No todo es gratuito o equivalente, no toda opinión o lectura es válida. En el momento en que se mata al autor y a la noción de que todo texto entraña un mensaje, una adscripción a la realidad, un compromiso, y se lo cambia por la lectura libre donde cualquiera puede interpretar cualquier cosa nos metemos de lleno en el problema.

Quizas los derrideanos no imaginaron que su teoría de la deconstrucción serviría para justificar el holocausto o negarlo, pero es lo que sucede cuando los textos dejan de anclarse en datos fácticos. Cuando ya no interesa lo que un texto significa, sino lo que produce, cómo se reinterpreta, qué me hace sentir.

En mi opinión el análisis de McIntyre es demasiado burdo y no lograr abordar la complejidad del fenómeno de la verdad, pero sí hay una implicación politica clara: cuando hasta los académicos más prestigiosos niegan la posibilidad de una contrastación empírica de lo que anuncian, ¿Cuánto más lo hará la prensa amarillista?

UNA POSIBLE RESPUESTA

Para el autor entonces, se trata de volver a cierto cultivo de los hechos y de la verdad. Un desarrollo de las buenas prácticas científicas donde toda afirmación deber estar sujeta al juicio crítico de los pares. Y llama a no dejarse seducir por el canto de sirena de la posmodernidad. Así, no toda afirmación vale lo mismo. No todo juicio ético es equivalente. Debe haber control y responsabilidad sobre lo que se afirma, y sobre todo una filosofía que sostenga que la razón es capaz de dilucidard cuando un hecho es verdadero y cuando es mentira.

Bonchi Martínez

Comentarios

No hay comentarios todavía, sé el primero!

Debes iniciar sesión para comentar

Iniciar sesión