Somos dueños de los silencios más cómodos que existen,
de lo que se dice sin decir.
El cuerpo habla
y la voz calla.
Nuestro lenguaje está basado en lo visual:
lo que interpretamos,
y lo que sentimos.
Soy guardiana de las palabras,
y me enseñaste que hay palabras que no se escriben,
que no son parte de un texto.
Hay palabras que se pueden tocar,
y se pueden besar.
Hay algunas otras que se huelen,
y también otras que se abrazan.
La palabra es un cuerpo:
vos y yo
somos esas palabras
que hacen a nuestro lenguaje de amor,
ese que, al final,
nos termina llevando a ese lugar
que creamos
y soñamos cada vez que nos vemos.
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