la nostalgia mata

Todos los días en Italia revivimos el horror de nuestro pasado, esa mancha escarlata, esa sombra nostálgica que nunca ha abandonado nuestros hogares: el fascismo.

Todos los días me levanto y me enfrento a noticias espantosas.

Todos los días disimulo frente a los demás.

Quiero gritar, quiero rebelarme, pero nadie parece darse cuenta de lo que está pasando, de lo que está resurgiendo.

Todos los días me levanto y la peor mujer sobre la faz de la tierra nos quita las ganas de vivir. Lo controla todo: los medios de comunicación, las leyes, la narrativa.

El mundo ve a nuestro presidente (sí, presidente y no presidenta, porque así lo desea ella) como una mujer fuerte y ambiciosa. Y lo es. Está sedienta de poder, está sedienta de odio, está sedienta de dominio y autoridad.

El machismo ya no existe porque ella es el perfecto ejemplo de una mujer libre y poderosa, pero las mujeres libres italianas mueren y sufren a todas horas, calladas, amordazadas, porque el machismo ya no existe.

Las madres ya no pueden ser madres porque así lo quiere ella, pero tienes que tener hijos, si no, el país se muere. Debes tener hijos. Tu cuerpo ya no es tu cuerpo. No te pertenece. Es una máquina.

Pero los niños que llegan del mar o que mueren en la guerra no merecen nuestra atención.

Los niños a menudo se quedan sin la posibilidad de elegir a qué familia pertenecer. No se les permite tener dos padres, dos madres, una madre y una abuela, o incluso solo una madre o un padre, porque esas no son familias, son una perversión y los niños necesitan solo de estabilidad emocional y de "normalidad".

No puedes amar a tu prójimo como a ti mismo, no puedes amar a tu novio o a tu novia, pero debes casarte, lo antes posible, porque un país sin parejas es un país muerto.

No podemos ejercer la profesión que deseamos porque no le gusta que seamos ambiciosos. Somos demasiado jovenes y no nos merecemos el mismo salario que los adultos. Pero los adultos se mueren de hambre; tampoco podemos abandonar el nido porque un país sin futuro está condenado a la extinción.

No se permite tener un pensamiento crítico porque la mujer rubia pensará que somos el enemigo y nos aislará, perseguirá y aplastará en nombre del bien de la nación.

"Es mejor no centrarse tanto en la política", sin embargo, todo está impregnado de propaganda y la vida misma es política.

Ella afirma que hace lo que hace porque nos quiere libres. ¿Libres de qué?, ¿libres de quién?

Y nadie se opone a todo esto.

Edmund Burke dijo: "Those who don't know history are doomed to repeat it."

Aquellos que no conocen la historia están condenados a repetirla.

Condenados.

Estamos condenados. El fantasma del fascismo nos persigue a plena luz del día.

Pronto desapareceremos del mapa. Pronto llegará la Parca del horror. Pronto el país va a morir.