Otra vez yo,
sin saber qué quiero decir
pero víctima de una necesidad punzante
de sacarlo todo afuera
y que el veneno se disipe en el aire,
yéndose lejos de mí.
Quiero contarle a mi mamá
que alguien, aunque no sé quién,
me hizo recientemente una herida
para ver si ella sabe cómo limpiarla
porque me parece que se infectó
y que se está propagando por todas partes.
Decirle en un abrazo después del saludo de siempre,
que duele y que sé que no tengo edad para llorar los raspones,
no obstante, sé que en sus ojos soy una niña eterna
y quizá por eso las ansias de recurrir a ella;
porque en sus brazos lo tengo permitido.
Hasta entonces,
dejo mi angustia encerrada acá
en este pequeño texto
y en todos los que están por venir,
porque eso de no saber qué quiero decir
es un defecto con el que nací.

Florencia Velázquez
Escribo como evidencia de que aún estoy viva. El libro está en proceso, lo actualizo cada vez que me inspiro.
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